SÉ EL MEJOR MÉDICO DE TI MISMO YATROGENIA*, CORONAVIRUS Y PANDEMIAS
La grave y preocupante pandemia atribuida al virus covid-19, con declaración del estado de alarma, reforzamiento del Estado policial, militarización, arresto domiciliario de la población, toque de queda, vulneración de las libertades individuales y glorificación del aparato médico-químico-farmacéutico-tecnológico, está sirviendo de pretexto para un golpe de Estado de facto. Posiblemente, el Real Decreto que establece el Estado de Alarma a cargo del aparato estatal español, el 14 de marzo de 2020[1], marca un hito en nuestra historia del siglo XXI, de modo que habrá un antes y un después.
En lo sanitario, las disposiciones impuestas son, ante todo, YATROGÉNICAS, o más llanamente, “EFICACES” CON UN COSTE ALTO EN SALUD Y VIDAS, eficaces en la dirección de multiplicar el número de infectados, el sufrimiento y las muertes provocadas por el virus y por otras muchas causas. En efecto, van a enfermar y fallecer muchas más personas -lo están haciendo ya- de las que lo habrían hecho en caso de adoptar disposiciones de profilaxis pública basadas en la libertad individual, la medicalización mínima, el sentido común, la prudencia operativa, la sabiduría popular médica, el estilo de vida sana y la virtud cívica. Quizá sucumbirán unas cuatro veces más, quedando muchos cientos de miles con la salud psíquica y somática quebrantada. Así pues, la aparentemente irracional intrusión estatal es ahora la principal causa de muerte, y no el coronavirus, que queda como factor secundario. Pero eso no se debe a un error sino a la naturaleza misma del Estado y, por tanto, del golpe de Estado en vigor, que es un ensayo de futuras intervenciones totalitarias, un modo de aterrorizar a la población, una vía para resolver el “problema” de los 10 millones de jubilados y un paso adelante en el proyecto estratégico de fascistización del país. La meta táctica es disciplinarla despóticamente y sobre-adiestrar en la sumisión, acostumbrando a las gentes a tener al ejército en la calle. Éste está actuando preventivamente para afrontar el desplome y caos social que se avecinan, por explosión múltiple y combinada de las contradicciones internas del sistema.
[1] Sus fundamentos jurídicos son el artículo 116.2 de la Constitución Española de 1978 y la Ley Orgánica 4/1981, de 1 de junio, de los estados de alarma, excepción y sitio. En ello se pone de manifiesto la naturaleza represiva y antipopular, dictatorial y autocrática, de la Constitución, respaldada por todas las fuerzas políticas, de derecha e izquierda, y toda la intelectualidad progresista.
NOTA.- Deploro que esta Declaración sea tan extensa, pero no hay otro modo de tratar aunque sólo sean los más decisivos asuntos de esta materia. Quienes crean que la cosa va simplemente de virus, miedo, mascarillas, lavado de manos, quedarse en casa y número de fallecidos, con alguna que otra critica vacua y superficial al gobierno, es porque no están entendiendo lo que sucede y mi escrito no les servirá. A los demás les ruego no sólo que lo lean sino que lo estudien. Y que lo hagan circular. Y que lo continúen creativamente. Porque los caminos fáciles no llevan lejos. Espero se comprenda y disculpe los defectos del texto, cuya causa en la urgencia de editarlo. Más reposadamente, se corregirán. Textos más breve hay a docenas en Internet, otra cosa es que digan algo. La decadencia intelectual de nuestra sociedad es una tragedia no menor que su decrepitud biológica, su descomposición sanitaria y su desintegración política y económica. Todo ello forma una unidad, la del final del periodo de estabilidad y prosperidad del sistema actual, lo que pone como actividad central de esta época la transformación integral.
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Sobre el Coronavirus y lo que vendrá
Mucha gente, supongo que una inmensa mayoría, estará ya pensando en el futuro económico que nos espera después de que pase esta etapa, que espera sea de unos pocos meses. Y me imagino que ese futuro imaginado será bastante negro, lleno de miedo a la carencia, y enfocado a la supervivencia y a cómo solucionarla. Es decir, seguir pensando como siempre, sin que haya habido aprendizaje de lo que está ocurriendo tanto fuera como, y lo que es más importante, dentro de cada uno, en su mente. Es lo que solemos hacer la mayoría de las personas tras pasar una experiencia de sufrimiento: pensar que nos ha llegado por casualidad, que hemos tenido mala suerte, o que ha sido el azar, o incluso que es un castigo del cielo. De cualquier sitio menos de nuestra propia creación.
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*Yatrogenia según el diccionario da la RAE
Tb. iatrogenia.
Del gr. ἰατρός iatrós ‘médico1’ y -genia.
1. f. Med. Alteración, especialmente negativa, del estado del paciente producida por el médico.