Archivo de junio 2023

19
Jun
23

A LA MEMORIA DEL GRAN SOCIÓLOGO FRANCÉS ALAIN TOURAINE


El gran sociólogo francés, Alain Touraine, nacido en Hermanville-sur Mer-Normandía, agosto 1925, en una familia acomodada de médicos, formado al mas alto nivel en Francia (en los mejores institutos y en la Escuela Normal Superior de París-Francia, donde se hizo “agregado”) y Estados Unidos (en las muy prestigiosas universidades de  Chicago, Columbia y Harvard); Touraine ha muerto, en París, el viernes 9 mayo 2023, a los 97 años y después de una gran obra sociológica, de mas de 50 libros, de su gran labor como profesor, investigador de sociología en la École des Hautes Etudes en Sciences Sociales-Escuela de Estudios Superiores en Ciencias Sociales de París y en la Universidad de Nanterre-París (fue profesor cuando tuvo lugar el Mayo Francés de 1968).

Touraine fue un autor francés de gran repercusión internacional en el campo de la sociología del trabajo, industrial, post-industrial, que pudo experimentar por él mismo cuando, en 1947-1948, se fue a trabajar a una mina chilena para estudiar mejor las relaciones laborales, industriales. En este sentido, su primer libro, publicado en 1955, fue su tesis doctoral sobre el análisis del trabajo y las relaciones laborales en las fábricas Renault. En 1956, fundó, en París, el “Centro de estudios para la sociología industrial” y que, posteriormente, pasaría a llamarse “Centro para el estudios de los movimientos sociales”. Posteriormente, Touraine fundó el “Centro de análisis de intervención sociológica” y que dirigió hasta 1993.

Touraine, también, fue un experto, investigador de los nuevos movimientos sociales, de la sociología de la acción para el mejor desarrollo. Fue critico con el marxismo de la lucha de clases y estudió y defendió el movimiento social “Solidaridad” en Polonia contra el totalitario y ultrarrepresor comunismo soviético y de la Europa del este. En cualquier caso, siempre se situó en una izquierda socialdemócrata, feminista, ecologista y anti-autoritaria.  

Touraine se casó con la médica chilena, Adriana Arenas, que falleció en 1990, con la que tuvo dos hijos, y uno de ellos, su hija, la socialista Marisol Touraine, fue Ministra de Sanidad y Asuntos Sociales del gobierno francés durante la presidencia del socialista François Hollande de 2012 a 2017.

Alain Touraine publicó las siguientes obras, libros en francés, una parte de las cuales, posteriormente, fueron publicadas/os en español y otros idiomas: “La evolución del trabajo obrero en las fabricas Renault”, 1955 (tesis doctoral bajo la dirección del gran experto francés en sociología del trabajo, uno de sus fundadores, Georges Friedmann); “Obreros de origen agrícola” (con Orietta Ragazzi), 1961; “Sociología de la acción”, 1965; “La conciencia obrera”, 1966: “El Movimiento de Mayo o el comunismo utópico”, 1968; “La sociedad post-industrial: nacimiento de una sociedad”, 1969; “Universidad y sociedad en los Estados Unidos”, 1972; “Producción de la sociedad”, 1973; “Vida y muerte del Chile popular”, 1973; “Por la sociología”, 1974; “La sociedad invisible”, 1974; “Carta a una estudiante”, 1974; “Las sociedades dependientes”, 1976; “Un deseo de historia”, 1977; “La voz y la mirada: sociología de los movimientos sociales”, 1978; “Lucha estudiantil”, 1978; “Muerte de una izquierda”, 1979; “La profecía antinuclear” (con François Dubet, Zsuzsa Hegedus, Michel Wieviorka), 1980; “El post-socialismo”, 1980; “El país contra el Estado” (con François Dubet, Zsuzsa Hegedus, Michel Wieviorka), 1981; “Solidaridad: análisis de un movimiento social” (con François Dubet, Jan Strzelecki, Michel Wieviorka), 1982; “El movimiento obrero” (con François Dubet y Michel Wieviorka), 1984; “La vuelta del actor”, 1984; “Actores sociales y sistemas políticos en América latina” (este libro fue publicado inicialmente en español por A. Touraine), 1987; “La palabra y la sangre”, 1988; “Critica de la modernidad”, 1992; “¿Que es la democracia?”, 1994; “Carta a Lionel, Michel, Jacques, Martine, Bernard, Dominique… y ustedes”, 1995; “El gran rechazo: reflexiones sobre la huelga de diciembre”, (con François Dubet, Farhad Khosrokhavar, Didir Lapeyronnie), 1996; “¿Podremos vivir juntos? Iguales y diferentes”, 1997; “Igualdad y diversidad: el nuevo competidor de la democracia”, 1997 (este libro fue publicado inicialmente en italiano por A. Touraine); “Sociología”, 1998; “¿Como salir del liberalismo?”, 1999; “La búsqueda de uno mismo: diálogos sobre el sujeto” (con Farhad Khosrokhavar), 2002; “Un debate sobre la laicidad” (con Alain Renaut), 2004; “Un nuevo paradigma: para comprender el mundo hoy”, 2005; “El mundo de las mujeres”, 2006; “Pensar de otra manera”, 2007; “Si la izquierda quiere ideas” (con Segolène Royal), 2008; “Después de la crisis”, 2010; “Carnés de campo”, 2012; “El fin de las sociedades”, 2013; “Nosotros, sujetos humanos”, 2015; “El nuevo siglo político”, 2016; “Defensa de la modernidad”, 2018; “Macron por Touraine, diálogo con Denis Lafay”, 2018. Obras, libros publicados bajo la dirección de Alain Touraine: “La civilización industrial” (Tomo IV), en “Historia general del trabajo”, 1961; “Los trabajadores y los cambios técnicos”, 1965; “Movimientos sociales de hoy: actores y análisis”, 1982.

Alain Touraine fue invitado como profesor e investigador a numerosos universidades, centros de investigación de distintas partes del mundo, fue Doctor Honoris Causa por numerosas universidades y, entre los numerosos premios, distinciones que recibió, en España fue “Premio Príncipe de Asturias 2010” en la sección “Comunicación y Humanidades” por «trabajos fundamentales sobre la sociedad post-industrial que han permitido entender e interpretar el sentido profundo de las grandes transformaciones de nuestra época», según el acta del jurado de dicho Premio. Esos trabajos han ofrecido «a la vez una reflexión continua y enriquecedora acerca de los problemas derivados de una convivencia necesaria por encima de las diferencias humanas», añadió el acta del jurado citado y recordó la Fundación Princesa de Asturias en un comunicado el día de la muerte (viernes, 9 mayo 2023, a los 97 años) del gran sociólogo francés Alain Touraine.

Cuando fui a París, a ampliar estudios de sociología, en 1975, tuve el gran placer de asistir a los cursos de sociología de Alain Touraine en la École des Hautes Etudes en Sciences Sociales-Escuela de Estudios Superiores en Ciencias Sociales. Touraine fue un profesor, además de muy competente, riguroso y motivador, muy amable con los estudiantes extranjeros que acudíamos a sus cursos, a los que él y su equipo (François Dubet, Zsuzsa Hegedus, Michel Wieviorka, etc.), trataban de ayudarnos. Se lo pude agradecer, pública y personalmente, cuando Alain Touraine acudió a Santiago de Compostela (Galicia-España) para intervenir en un ciclo de conferencias con motivo del Quinto Centenario de la Universidad de Santiago de Compostela (curso universitario 1995-1996), organizado por el prestigioso médico y catedrático de medicina de dicha Universidad, Manuel Sánchez Salario.

Descanse en paz, el gran sociólogo, profesor e investigador Alain Touraine.

Fdo. Miguel Cancio, socio fundador del Foro Constitucional Compostelano, economista y sociólogo, profesor jubilado de Sociología, 40 años de profesor de la Universidad de Santiago de Compostela, Facultad de Ciencias Económicas y Empresariales de Santiago de Compostela y Facultad de Administración y Dirección de Empresas (ADE) de Lugo (Galicia); autor individual de 15 libros y 36 colectivos; mi Curriculum Vitae/CV amplio, publicaciones, bibliografía, puesta en marcha de diversas iniciativas, etc., se puede ver en Internet; lunes, 19 junio 2023, Santiago de Compostela (Galicia-España): Camino Universal, Ciudad Universal, Campo de Estrellas, Principio y Fin del Camino de Santiago, El Buen Camino por El Bien, O Bo Camiño polo Ben…





17
Jun
23

A propósito del Padre

17
Jun
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Respondemos

10
Jun
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Etica para psiquiatras en tiempos de Eutanasia

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Comité de Ética de la Asociación Mundial de Psiquiatría sobre la eutanasia


La primera y principal responsabilidad del médico es la promoción de la
salud, la reducción del sufrimiento y la protección de la vida. El psiquiatra, entre cuyos pacientes hay algunos que están gravemente incapacitados y no pueden tomar decisiones informadas, debe ser particularmente cuidadoso con las acciones que pudieran causar la muerte de aquellos
que no pueden protegerse debido a su discapacidad. El psiquiatra debe
ser consciente de que las opiniones de un paciente pueden estar distorsionadas por una enfermedad mental, tal como la depresión. En estos casos, el deber del psiquiatra es tratar la enfermedad.
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Tomado del Editorial
La Asociación Colombiana de Psiquiatría,
los Principios Éticos y el Código Deontológico


  Declaración de Madrid

Declaración de Madrid sobre normas éticas para la práctica psiquiátrica

Aprobado por la Asamblea General de la Asociación Mundial de Psiquiatría en Madrid, España, el 25 de agosto de 1996, y mejorado por las Asambleas Generales de la WPA en Hamburgo, Alemania el 8 de agosto de 1999, en Yokohama, Japón, el 26 de agosto de 2002, en El Cairo, Egipto, el 12 de septiembre de 2005, y en Buenos Aires, Argentina, el 21 de septiembre de 2011.

DECLARACIÓN DE MADRID

En 1977, la Asociación Mundial de Psiquiatría aprobó la Declaración de Hawai que estableció pautas éticas para la práctica de la psiquiatría. La Declaración fue actualizada en Viena en 1983. Para reflejar el impacto de las actitudes sociales cambiantes y los nuevos desarrollos médicos en la profesión psiquiátrica, la Asociación Mundial de Psiquiatría ha emprendido una vez más una revisión de las normas éticas que deben cumplir todos sus miembros y todas las personas que practican la psiquiatría.

La medicina es tanto un arte curativo como una ciencia. La dinámica de esta combinación se refleja mejor en la psiquiatría, la rama de la medicina que se especializa en el cuidado y la protección de aquellos que están enfermos o enfermos, debido a un trastorno o deterioro mental. Aunque puede haber diferencias culturales, sociales y nacionales, la necesidad de una conducta ética y una revisión continua de las normas éticas es universal.

Como profesionales de la medicina, los psiquiatras deben ser conscientes de las implicaciones éticas de ser médico y de las demandas éticas específicas de la especialidad de la psiquiatría. Como miembros de la sociedad, los psiquiatras deben abogar por un trato justo e igualitario de los enfermos mentales, por la justicia social y la equidad para todos.

La práctica ética se basa en el sentido individual de responsabilidad del psiquiatra hacia el paciente y el juicio para determinar qué es la conducta correcta y apropiada. Las normas e influencias externas, como los códigos de conducta profesional, el estudio de la ética o el estado de derecho por sí mismos, no garantizarán la práctica ética de la medicina.

Los psiquiatras deben tener en cuenta en todo momento los límites de la relación psiquiatra-paciente, y guiarse principalmente por el respeto por los pacientes y la preocupación por su bienestar e integridad.

Es en este espíritu que la Asociación Mundial de Psiquiatría aprobó en la Asamblea General el 25 de agosto de 1996, enmendó el 8 de agosto de 1999 y el 26 de agosto de 2002 las siguientes normas éticas que deberían regir la práctica de los psiquiatras universalmente.

  1. La psiquiatría es una disciplina médica que se ocupa de la prevención de los trastornos mentales en la población, la provisión del mejor tratamiento posible para los trastornos mentales, la rehabilitación de las personas que padecen enfermedades mentales y la promoción de la salud mental. Los psiquiatras sirven a los pacientes proporcionando la mejor terapia disponible de acuerdo con el conocimiento científico aceptado y los principios éticos. Los psiquiatras deben idear intervenciones terapéuticas que sean menos restrictivas para la libertad del paciente y buscar asesoramiento en áreas de su trabajo sobre las que no tienen experiencia primaria. Al hacerlo, los psiquiatras deben ser conscientes y preocuparse por la asignación equitativa de los recursos de salud.
     
  2. Es deber de los psiquiatras mantenerse al tanto de los desarrollos científicos de la especialidad y transmitir conocimientos actualizados a los demás. Los psiquiatras capacitados en investigación deben tratar de avanzar en las fronteras científicas de la psiquiatría.
     
  3. El paciente debe ser aceptado como socio por derecho en el proceso terapéutico. La relación psiquiatra-paciente debe basarse en la confianza y el respeto mutuos para permitir que el paciente tome decisiones libres e informadas. Es deber de los psiquiatras proporcionar al paciente toda la información relevante para empoderarlo para llegar a una decisión racional de acuerdo con los valores y preferencias personales.
     
  4. Cuando el paciente está gravemente discapacitado, incapacitado y/o incompetente para ejercer un juicio adecuado debido a un trastorno mental, los psiquiatras deben consultar con la familia y, si corresponde, buscar asesoramiento legal, para salvaguardar la dignidad humana y los derechos legales del paciente. No se debe proporcionar ningún tratamiento contra la voluntad del paciente, a menos que la retención del tratamiento ponga en peligro la vida del paciente y / o la vida de otros. El tratamiento siempre debe ser en el mejor interés del paciente.
     
  5. Cuando se solicita a los psiquiatras que evalúen a una persona, primero es su deber informar y asesorar a la persona evaluada sobre el propósito de la intervención, el uso de los hallazgos y las posibles repercusiones de la evaluación. Esto es particularmente importante cuando los psiquiatras están involucrados en situaciones de terceros.
     
  6. La información obtenida en la relación terapéutica es privada para el paciente y debe mantenerse confidencial y utilizarse, única y exclusivamente, con el fin de mejorar la salud mental del paciente. Los psiquiatras tienen prohibido hacer uso de dicha información por razones personales o de beneficio personal. La violación de la confidencialidad sólo puede ser apropiada cuando lo exija la ley (como en la denuncia obligatoria de abuso infantil) o cuando se produciría un daño físico o mental grave al paciente o a una tercera persona si se mantuviera la confidencialidad; Siempre que sea posible, los psiquiatras deben aconsejar primero al paciente sobre la acción a tomar.
     
  7. La investigación que no se lleva a cabo de acuerdo con los cánones de la ciencia y que no es científicamente válida no es ética. Las actividades de investigación deben ser aprobadas por un comité de ética debidamente constituido. Los psiquiatras deben seguir las normas nacionales e internacionales para la realización de la investigación. Solo las personas debidamente capacitadas para la investigación deben emprenderla o dirigirla. Dado que los pacientes psiquiátricos constituyen una población de investigación particularmente vulnerable, se debe tener especial precaución para evaluar su competencia para participar como sujetos de investigación y salvaguardar su autonomía y su integridad mental y física. Las normas éticas también deben aplicarse en la selección de grupos de población, en todos los tipos de investigación, incluidos los estudios epidemiológicos y sociológicos, y en la investigación colaborativa en la que participen otras disciplinas o varios centros de investigación.

DIRECTRICES RELATIVAS A SITUACIONES ESPECÍFICAS
 

El Comité de Ética de la Asociación Mundial de Psiquiatría reconoce la necesidad de desarrollar una serie de directrices específicas sobre una serie de situaciones específicas. Los primeros cinco fueron aprobados por la Asamblea General en Madrid, España, el 25 de agosto de 1996, del 6 al 8 por la Asamblea General en Hamburgo, Alemania, el 8 de agosto de 1999, del 9 al 12 por la Asamblea General en Yokohama, Japón, el 26 de agosto de 2002, del 13 al 15 en la Asamblea General de El Cairo. Egipto, el 12 de septiembre de 2005, y el 16 en la Asamblea General en Buenos Aires, Argentina, el 21 de septiembre de 2011.

  1. Eutanasia:
    El deber de un médico, ante todo, es la promoción de la salud, la reducción del sufrimiento y la protección de la vida. El psiquiatra, entre cuyos pacientes hay algunos que están gravemente incapacitados e incompetentes para llegar a una decisión informada, debe tener especial cuidado con las acciones que podrían conducir a la muerte de aquellos que no pueden protegerse debido a su discapacidad. El psiquiatra debe ser consciente de que las opiniones de un paciente pueden estar distorsionadas por enfermedades mentales como la depresión. En tales situaciones, el papel del psiquiatra es tratar la enfermedad.
     
  2. Tortura:
    Los psiquiatras no participarán en ningún proceso de tortura mental o física, incluso cuando las autoridades intenten forzar su participación en tales actos.
     
  3. Pena de muerte:
    Bajo ninguna circunstancia los psiquiatras deben participar en ejecuciones legalmente autorizadas ni participar en evaluaciones de competencia para ser ejecutadas.
     
  4. Selección del sexo:
    Bajo ninguna circunstancia un psiquiatra debe participar en las decisiones de interrumpir el embarazo con el propósito de seleccionar el sexo.
     
  5. Trasplante de órganos:
    El papel del psiquiatra es aclarar los problemas relacionados con las donaciones de órganos y asesorar sobre factores religiosos, culturales, sociales y familiares para garantizar que todos los interesados tomen decisiones informadas y adecuadas. Los psiquiatras no deben actuar como un tomador de decisiones proxy para los pacientes ni usar habilidades psicoterapéuticas para influir en la decisión de un paciente en estos asuntos. Los psiquiatras deben tratar de proteger a sus pacientes y ayudarlos a ejercer la autodeterminación en la mayor medida posible en situaciones de trasplante de órganos.
     
  6. Psiquiatras dirigiéndose a los medios de comunicación: En todos los contactos con los medios de comunicación, los psiquiatras deben garantizar que las personas con enfermedades mentales se presenten de una manera que preserve su dignidad y orgullo, y que reduzca el estigma y la discriminación contra ellos.


    Un papel importante de los psiquiatras es abogar por aquellas personas que sufren de trastornos mentales. A medida que la percepción pública de los psiquiatras y la psiquiatría se refleje en los pacientes, los psiquiatras se asegurarán de que en su contacto con los medios de comunicación representen la profesión de la psiquiatría con dignidad.

    Los psiquiatras no harán anuncios a los medios de comunicación sobre la presunta psicopatología de ningún individuo.

    Al presentar los resultados de la investigación a los medios de comunicación, los psiquiatras garantizarán la integridad científica de la información proporcionada y tendrán en cuenta el impacto potencial de sus declaraciones en la percepción pública de la enfermedad mental y en el bienestar de las personas con trastornos mentales.
     
  7. Los psiquiatras y la discriminación por motivos étnicos o culturales:

La discriminación por parte de los psiquiatras sobre la base de la etnia o la cultura, ya sea directamente o ayudando a otros, no es ética. Los psiquiatras nunca participarán ni respaldarán, directa o indirectamente, ninguna actividad relacionada con la depuración étnica.
 

  • Psiquiatras e investigación y asesoramiento genético:
    La investigación sobre las bases genéticas de los trastornos mentales está aumentando rápidamente y más personas que padecen enfermedades mentales participan en dicha investigación.

    Los psiquiatras que participen en la investigación o el asesoramiento genético deberán tener presente el hecho de que la implicación de la información genética no se limita a la persona de la que se obtuvo y que su divulgación puede tener efectos negativos y perturbadores en las familias y comunidades de las personas afectadas.

    Por consiguiente, el psiquiatra velará por que:
    • Las personas y familias que participan en la investigación genética lo hacen con un consentimiento plenamente informado;
    • Toda información genética en su posesión está adecuadamente protegida contra el acceso no autorizado, la interpretación errónea o el uso indebido;
    • Se tiene cuidado en la comunicación con los pacientes y las familias para dejar claro que el conocimiento genético actual es incompleto y puede ser alterado por hallazgos futuros. Los psiquiatras solo remitirán a las personas a instalaciones para pruebas genéticas de diagnóstico si esas instalaciones tienen:
      • Garantía de calidad satisfactoria demostrada, procedimientos para tales pruebas;
      • Recursos adecuados y de fácil acceso para el asesoramiento genético.
      • El consejo genético con respecto a la planificación familiar o el aborto debe ser respetuoso con el sistema de valores de los pacientes, al tiempo que proporcionará suficiente información médica y psiquiátrica para ayudar a los pacientes a tomar las decisiones que consideren mejores para ellos.

  • Ética de la psicoterapia en medicina:
    Los tratamientos médicos de cualquier naturaleza deben administrarse bajo las disposiciones de las pautas de buenas prácticas con respecto a sus indicaciones, efectividad, seguridad y control de calidad. La psicoterapia, en su sentido más amplio, es un componente aceptado de muchas interacciones médicas. En un sentido más específico y restringido, la psicoterapia utiliza técnicas que involucran comunicación e interacción verbal y no verbal para lograr objetivos de tratamiento específicos en el cuidado de trastornos específicos. Los psiquiatras que proporcionan formas específicas de psicoterapia deben tener una formación adecuada en tales técnicas. Las pautas generales que se aplican a cualquier tratamiento médico también se aplican a formas específicas de psicoterapia con respecto a sus indicaciones y resultados, positivos o negativos. La efectividad de la psicoterapia y su lugar en un plan de tratamiento son temas importantes tanto para los investigadores como para los médicos.

    La psicoterapia por psiquiatras es una forma de tratamiento para enfermedades mentales y de otro tipo y problemas emocionales. El enfoque de tratamiento utilizado es determinado en concierto por el médico y el paciente y / o la familia y / o tutores del paciente después de una historia y examen cuidadosos que emplean todos los estudios clínicos y de laboratorio relevantes. El enfoque empleado debe ser específico para la enfermedad y las necesidades del paciente y sensible a los factores personales, familiares, religiosos y culturales. Debe basarse en una investigación sólida y sabiduría clínica y tener el propósito de eliminar, modificar o retrasar los síntomas o los patrones de comportamiento alterados. Debe promover adaptaciones positivas, incluido el crecimiento y el desarrollo personal.

    Los psiquiatras y otros médicos responsables de un paciente deben asegurarse de que estas pautas se apliquen plenamente. Por lo tanto, el psiquiatra u otro clínico calificado delegado debe determinar las indicaciones para la psicoterapia y seguir su desarrollo. En este contexto, la noción esencial es que el tratamiento es la consecuencia de un diagnóstico y ambos son actos médicos realizados para cuidar a una persona enferma. Estos dos niveles de decisiones, intervenciones y responsabilidades son similares a otras situaciones en medicina clínica; Sin embargo, esto no excluye otras intervenciones como la rehabilitación, que puede ser administrada por personal no médico.

    Como cualquier otro tratamiento en medicina, la prescripción de psicoterapia debe seguir las pautas aceptadas para obtener el consentimiento informado antes del inicio del tratamiento, así como actualizarlo en el curso del tratamiento si las metas y los objetivos del tratamiento se modifican de manera significativa.

    Si la sabiduría clínica, los patrones de práctica de larga data y bien establecidos (esto tiene en cuenta cuestiones culturales y religiosas) y la evidencia científica sugieren beneficios clínicos potenciales de combinar el tratamiento con medicamentos con psicoterapia, esto debe llamarse la atención del paciente y discutirse completamente.

    La psicoterapia explora pensamientos, emociones y fantasías íntimas, y como tal puede engendrar intensos transferencia y contratransferencia. En una relación de psicoterapia, el poder se comparte de manera desigual entre el terapeuta y el paciente, y bajo ninguna circunstancia el psicoterapeuta utilizará esta relación para beneficio personal o transgrede los límites establecidos por la relación profesional.

    Al inicio de la psicoterapia, se informará al paciente de que la información compartida y los registros de salud se mantendrán confidenciales, excepto cuando el paciente dé su consentimiento informado específico para la divulgación de información a terceros, o cuando una orden judicial pueda requerir la producción de registros. La otra excepción es cuando existe un requisito legal de reportar cierta información como en el caso del abuso infantil.
     
  • Conflicto de intereses en la relación con la industria:
    Aunque la mayoría de las organizaciones e instituciones, incluida la WPA, tienen reglas y regulaciones que rigen su relación con la industria y los donantes, los médicos individuales a menudo participan en interacciones con la industria farmacéutica u otras agencias de subvenciones que podrían conducir a conflictos éticos. siguiendo las pautas.
    • El practicante debe cuidarse diligentemente de aceptar regalos que podrían tener una influencia indebida en el trabajo profesional.
    • Los psiquiatras que realizan ensayos clínicos tienen la obligación de revelar a la Junta de Revisión Ética y a sus sujetos de investigación sus obligaciones y beneficios financieros y contractuales relacionados con el patrocinador del estudio. Se debe hacer todo lo posible para establecer juntas de revisión compuestas por investigadores, especialistas en ética y representantes de la comunidad para garantizar que se protejan los derechos de los sujetos de investigación.
    • Los psiquiatras que realizan ensayos clínicos deben asegurarse de que sus pacientes hayan entendido todos los aspectos del consentimiento informado. El nivel de educación o sofisticación del paciente no es excusa para eludir este compromiso. Si el paciente se considera incompetente, se aplicarían las mismas reglas para obtener el consentimiento informado del responsable de la toma de decisiones sustituto. Los psiquiatras deben ser conscientes de que la influencia comercial encubierta en el diseño del ensayo, la promoción de ensayos de medicamentos sin valor científico, la violación de la confidencialidad y las cláusulas contractuales restrictivas con respecto a la publicación de los resultados pueden invadir la libertad de la ciencia y la información científica de diferentes maneras.
       
  • Conflictos que surgen con terceros jugadores:
    Las obligaciones de las organizaciones hacia los accionistas o el administrador con respecto a la maximización de las ganancias y la minimización de los costos pueden estar en conflicto con los principios de buenas prácticas Los psiquiatras que trabajan en entornos potencialmente conflictivos, deben defender los derechos de los pacientes a recibir el mejor tratamiento posible.

    De acuerdo con la Resolución 46/119 de los «Principios para la Protección de las Personas con Enfermedades Mentales», los psiquiatras deben oponerse a las prácticas discriminatorias que limitan sus beneficios y derechos, niegan la paridad, limitan el alcance del tratamiento o limitan su acceso a medicamentos adecuados para los pacientes con un trastorno mental.

    La independencia profesional para aplicar las pautas de mejores prácticas y la sabiduría clínica en la defensa del bienestar del paciente deben ser las consideraciones principales para el psiquiatra. También es deber del psiquiatra proteger la privacidad y confidencialidad del paciente como parte de la preservación de la santidad y el potencial de curación de la relación médico-paciente.
     
  • Violar los límites clínicos y la confianza entre psiquiatras y pacientes:
    La relación psiquiatra-paciente puede ser la única relación que permite una exploración del espacio profundamente personal y emocional, según lo otorgado por el paciente. Dentro de esta relación, el respeto del psiquiatra por la humanidad y la dignidad del paciente construye una base de confianza que es esencial para un plan de tratamiento integral. La relación alienta al paciente a explorar fortalezas, debilidades, miedos y deseos profundamente arraigados, y muchos de estos pueden estar relacionados con la sexualidad. El conocimiento de estas características del paciente coloca al psiquiatra en una posición de ventaja que el paciente permite en la expectativa de confianza y respeto. Aprovechar ese conocimiento manipulando los miedos y deseos sexuales del paciente para obtener acceso sexual es una violación de la confianza, independientemente del consentimiento. En la relación terapéutica, el consentimiento por parte del paciente se considera viciado por el conocimiento que los psiquiatras poseen sobre el paciente y por el diferencial de poder que confiere al psiquiatra una autoridad especial sobre el paciente. El consentimiento en estas circunstancias equivaldrá a la explotación del paciente.

    Las dinámicas sexuales latentes inherentes a todas las relaciones pueden manifestarse en el curso de la relación terapéutica y si no son manejadas adecuadamente por el terapeuta pueden producir angustia al paciente. Es probable que esta angustia se vuelva más pronunciada si el terapeuta utiliza declaraciones seductoras y comportamiento no verbal inapropiado. Bajo ninguna circunstancia, por lo tanto, un psiquiatra debe involucrarse con un paciente en cualquier forma de comportamiento sexual, independientemente de si este comportamiento es iniciado por el paciente o el terapeuta.
     
  • Protección de los derechos de los psiquiatras:
    Los psiquiatras deben proteger su derecho a cumplir con las obligaciones de su profesión y con las expectativas que el público tiene de ellos para tratar y abogar por el bienestar de sus pacientes.

    Los psiquiatras deben tener derecho a practicar su especialidad al más alto nivel de excelencia proporcionando evaluaciones independientes de la condición mental de una persona e instituyendo protocolos efectivos de tratamiento y manejo de acuerdo con las mejores prácticas y la medicina basada en la evidencia.

    Hay aspectos en la historia de la psiquiatría y en las expectativas de trabajo actuales en algunos regímenes políticos totalitarios y sistemas económicos impulsados por el lucro que aumentan las vulnerabilidades de los psiquiatras para ser abusados en el sentido de tener que aceptar demandas inapropiadas para proporcionar informes psiquiátricos inexactos que ayudan al sistema, pero dañan los intereses de la persona que está siendo evaluada.

    Los psiquiatras también comparten el estigma de sus pacientes y, de manera similar, pueden convertirse en víctimas de prácticas discriminatorias. Debería ser el derecho y la obligación de los psiquiatras ejercer su profesión y abogar por las necesidades médicas y los derechos sociales y políticos de sus pacientes sin sufrir ser marginados por la profesión, ridiculizados en los medios de comunicación o perseguidos.
     
  • Divulgación del diagnóstico de la enfermedad de Alzheimer (EA) y otras demencias:

    el derecho del paciente con EA a saber es ahora una prioridad bien establecida, reconocida por los profesionales de la salud. La mayoría de los pacientes quieren toda la información disponible y participar activamente en la toma de decisiones sobre los tratamientos. Al mismo tiempo, los pacientes tienen derecho a no saber si ese es su deseo. A todos se les debe dar la oportunidad de aprender tanto o tan poco como quieran saber.

    La alteración de la cognición del paciente hace que la capacidad de hacer juicios y percepciones sea más difícil. Los pacientes con demencia también suelen ser traídos por miembros de la familia, lo que introduce en la relación médico-paciente un tercer compañero.

    Los médicos, los pacientes y las familias que comparten las responsabilidades de luchar y hacer frente a la enfermedad de Alzheimer durante años requieren acceso a la información sobre la enfermedad, incluido el diagnóstico.

    Además del «derecho del paciente a saber», decirle al paciente tiene muchos beneficios. Los pacientes y / o familias deben ser informados del diagnóstico tan pronto como sea posible en el proceso de la enfermedad. Tener a la familia (o cuidador informal) involucrado en la discusión del proceso de divulgación es muy beneficioso.

    El médico debe dar información precisa y confiable, utilizando un lenguaje sencillo. También debe evaluar la comprensión del paciente y de la familia de la situación. Como de costumbre, las malas noticias deben ir acompañadas de información sobre un plan de tratamiento y manejo. Se debe proporcionar información sobre fisioterapia o logopedia, grupos de apoyo, guarderías y otras intervenciones. También debe destacarse que una red familiar reorganizada puede aliviar la carga del cuidador y mantener la calidad de vida en la medida de lo posible.

    Hay algunas excepciones, algunas de ellas transitorias, a la divulgación del diagnóstico a un paciente con demencia: (1) demencia grave donde es poco probable que se comprenda el diagnóstico; (2) cuando es probable una fobia a la afección, o (3) cuando un paciente está gravemente deprimido.
     
  • Responsabilidades duales de los psiquiatras:
    Estas situaciones pueden surgir como parte de procedimientos legales (es decir, aptitud para ser juzgado, responsabilidad penal, peligrosidad, capacidad testamentaria) u otras necesidades relacionadas con la competencia, como para fines de seguro al evaluar reclamos de beneficios, o para fines de empleo al evaluar la aptitud para trabajar o la idoneidad para un empleo en particular o tarea específica.

    Durante las interacciones terapéuticas pueden surgir situaciones conflictivas si el conocimiento del médico de la condición del paciente no puede mantenerse privado o cuando las notas clínicas o los registros médicos forman parte de un expediente de empleo más amplio, por lo tanto, no confidencial para el personal clínico a cargo del caso (es decir, el ejército, los sistemas correccionales, los servicios médicos para empleados de grandes corporaciones, protocolos de tratamiento pagados por terceros).

    Es deber de un psiquiatra que se enfrenta a una doble obligación y responsabilidad en el momento de la evaluación revelar a la persona evaluada la naturaleza de la relación triangular y la ausencia de una relación terapéutica médico-paciente, además de la obligación de informar a un tercero, incluso si los resultados son negativos y potencialmente perjudiciales para los intereses de la persona bajo evaluación. En estas circunstancias, la persona puede optar por no proceder con la evaluación.

    Además, los psiquiatras deben abogar por la separación de los registros y por límites a la exposición de la información, de modo que solo se puedan revelar los elementos de información que son esenciales para los propósitos de la agencia.
     
  • Trabajar con pacientes y cuidadores La legislación, la política y la práctica clínica relevantes para la vida y el cuidado de las personas que viven con trastornos mentales, siempre que sea posible, deben desarrollarse en colaboración con pacientes y cuidadores.


    La comunidad psiquiátrica internacional debe promover y apoyar el desarrollo de organizaciones de pacientes y organizaciones de cuidadores.

    Se espera que las organizaciones psiquiátricas internacionales y locales, incluida la WPA a través de sus programas y sociedades miembros, busquen la participación de pacientes y cuidadores en sus actividades cuando corresponda.

    La mejor atención clínica de cualquier persona en situaciones agudas o de rehabilitación se realiza en colaboración entre el paciente, los cuidadores y los médicos.

    Las sociedades miembros de WPA y otras organizaciones psiquiátricas deben colaborar con organizaciones de pacientes, organizaciones de cuidadores y otras organizaciones comunitarias para presionar a los gobiernos por voluntad política y acción para una mejor financiación de los servicios, la educación comunitaria y la lucha contra el estigma.

    Cada país necesita directrices específicas para aplicar estas recomendaciones.

Revista Internacional de Derecho y Psiquiatría

Volumen 64, mayo-junio de 2019, páginas 150-161

Revista Internacional de Derecho y Psiquiatría

Pacientes psiquiátricos que solicitan la eutanasia: Pautas para una toma de decisiones clínicas y éticas sólidas

Panel de superposición abierto de vínculos de autorMónica Verhofstadt un, , , , Kristof Van Assche bSigrid Sterckx uncKurt Audenaert dKenneth Chambaere unMostrar másAñadir a MendeleyCompartirCitar

https://doi.org/10.1016/j.ijlp.2019.04.004Obtener derechos y contenido

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Abstracto

Fondo

Desde que Bélgica legalizó la eutanasia, el número de casos de eutanasia realizada por sufrimiento psicológico en pacientes psiquiátricos ha aumentado significativamente, así como el número de informes de los medios de comunicación sobre casos controvertidos. Esto ha llevado a varias organizaciones y comités de salud a desarrollar políticas sobre la gestión de estas solicitudes.

Método

Se analizaron cinco iniciativas recientes que ofrecen orientación sobre las solicitudes de eutanasia de pacientes psiquiátricos en Flandes: el protocolo del Hospital Universitario de Gante y los textos consultivos de la Federación Flamenca de Psiquiatría, los Hermanos de la Caridad, el Comité Consultivo Belga sobre Bioética y Zorgnet-Icuro. Estos fueron examinados a través de una reflexión crítica punto por punto, centrándose en todos los criterios legales de diligencia debida con el fin de identificar: 1) medidas propuestas para poner en práctica la evaluación de los criterios legales; 2) sugerencias de salvaguardias adicionales que vayan más allá de estos criterios; y 3) los campos de tensión restantes.

Resultados

Las iniciativas se ajustan bien a los requisitos legales, pero a menudo son más estrictas. Las salvaguardias adicionales que se formulan incluyen la necesidad de al menos dos consejos positivos de al menos dos psiquiatras; un sistema de evaluación a priori; y un enfoque de dos vías, centrado simultáneamente en la evaluación de la solicitud de eutanasia del paciente y en la continuación del tratamiento de esa persona. Aunque las iniciativas son similares en intención, se encontraron algunas diferencias en el enfoque, lo que refleja diferentes posturas éticas hacia la eutanasia y un énfasis en la evaluación clínica práctica frente a una amplia reflexión ética.

Conclusiones

Todas las iniciativas ofrecen una guía útil para la gestión de las solicitudes de eutanasia por parte de pacientes psiquiátricos. Al proporcionar información y la puesta en práctica adecuada de los criterios legales de diligencia debida, estas iniciativas son instrumentos importantes para prevenir posibles abusos. Aparte de las salvaguardias adicionales sugeridas, se destaca con razón la importancia de una política de toma de decisiones que incluya a muchos actores (por ejemplo, los familiares del paciente y otros proveedores de atención) y de una buena atención posterior para los afligidos. Las deficiencias de las iniciativas se relacionan con el cuidado posterior de los pacientes cuya solicitud de eutanasia es rechazada, y con la incertidumbre sobre la forma en que los médicos tratantes deben manejar los consejos negativos o contradictorios, o las amenazas de suicidio de los pacientes en caso de rechazo. Dada la escasez de datos sobre la forma exhaustiva y uniforme en que se tramitan las solicitudes en la práctica, no está claro en qué medida se están aplicando actualmente las recomendaciones formuladas en estas directrices.

Keywords

Medical assistance in dying

Psychiatry

Mental health

Belgium

Euthanasia

Guidelines

1. Introduction

En 2002, Bélgica despenalizó condicionalmente la eutanasia realizada por un médico, definida legalmente como «poner fin intencionalmente a la vida por alguien que no sea la persona en cuestión, a petición de esta última». Sin embargo, la Ley belga sobre la eutanasia establece varios criterios sustantivos y procesales de diligencia debida que deben cumplirse para que la eutanasia sea legalmente permisible (véase el recuadro A). Sobre la base de su libertad de conciencia y su autonomía profesional, los médicos son libres de rechazar la participación o hacer que su participación dependa del cumplimiento de requisitos adicionales (Gaceta Oficial de Bélgica, 2002).

La eutanasia solo está legalmente permitida en los países BeNeLux (es decir, Bélgica, los Países Bajos y Luxemburgo), Canadá y Colombia. Las leyes sobre asistencia médica para morir, excluyendo la eutanasia, se implementan y son efectivas en Suiza y los siguientes estados americanos: Oregón, Washington, Montana, Vermont, California (Emanuel, Onwuteaka-Philipsen, Urwin y Cohen, 2016), Hawai, Colorado y Washington DC (Centro Nacional de Muerte con Dignidad (DD), 2018 ). Recientemente y estrictamente tomado, el estado australiano de Victoria ha legalizado la asistencia médica para morir, aunque también la eutanasia en caso de que un paciente sea físicamente incapaz de autoadministrarse la sustancia farmacológica letal (Parlamento de Victoria, 2017).

En virtud de la Ley belga de eutanasia, la eutanasia está permitida no sólo para los pacientes que se espera que mueran en un futuro previsible, sino también para los pacientes que no se espera que mueran en un futuro previsible (en cuyo caso la Ley exige el cumplimiento de criterios adicionales de diligencia debida). Este último es casi siempre el caso de los pacientes psiquiátricos. En línea con un aumento general de los casos de eutanasia, el número de casos de eutanasia por sufrimiento psicológico está aumentando constantemente (Chambaere, Vander Stichele, Mortier, Cohen y Deliens, 2015Smets et al., 2009). El análisis de los informes bienales de la Comisión Federal de Control y Evaluación de la Eutanasia de Bélgica (FCECE) indica que, mientras que la eutanasia para el sufrimiento psicológico en pacientes psiquiátricos era prácticamente inexistente entre 2002 y 2007, los números aumentaron a un promedio de ocho por año entre 2008 y 2010, luego a aproximadamente 30 por año entre 2011 y 2013. y a aproximadamente 60 por año en 2014 y 2015, antes de disminuir a aproximadamente 40 por año en 2016 y 2017 (Dierickx, Deliens, Cohen y Chambaere, 2017; Comité Federal de Control y Evaluación de la Eutanasia, (FCECE), 2004, Comité Federal de Control y Evaluación de la Eutanasia, (FCECE), 2006, Comité Federal de Control y Evaluación de la Eutanasia, (FCECE), 2008, Comité Federal de Control y Evaluación de la Eutanasia, (FCECE), 2012, Comité Federal de Control y Evaluación de la Eutanasia, (FCECE), 2014, Comité Federal de Control y Evaluación de la Eutanasia, (FCECE), 2016, Comité Federal de Control y Evaluación de la Eutanasia, (FCECE), 2018).

La eutanasia por sufrimiento psicológico en pacientes psiquiátricos suscita importantes preocupaciones con respecto a la evaluación de varios de los criterios de atención debida establecidos en la ley, entre ellos: 1) la competencia mental del paciente, ya que podría verse afectada por un trastorno psiquiátrico; 2) el requisito de que el trastorno psiquiátrico sea incurable, ya que algunos (síntomas de) trastornos psiquiátricos tienden a cambiar con el tiempo; 3) el requisito de la naturaleza bien considerada de la solicitud, ya que un deseo de muerte puede ser un síntoma de un trastorno psiquiátrico; 4) el carácter constante e insoportable del sufrimiento psicológico, dado que todavía falta una definición clara y un instrumento de evaluación eficaz; y 5) el requisito de la no aliviabilidad del sufrimiento psicológico.

Como resultado, la evaluación clínica de estos criterios es muy difícil y se debe requerir un cuidado extremo antes de que se conceda una solicitud de eutanasia por sufrimiento psicológico de un paciente psiquiátrico (Naudts et al., 2006). Para ilustrar la polémica de este tema, las revisiones de casos en los Países Bajos sugieren que en algunos de los casos reportados de eutanasia en pacientes que sufren de un trastorno psiquiátrico, algunos de los criterios de atención debida pueden haber sido evaluados de manera subóptima (Doernberg, Peteet y Kim, 2016Kim, De Vries y Peteet, 2016). Sorprendentemente, sin embargo, no se ha llevado a cabo ninguna investigación de este tipo sobre casos belgas.

Debido a la falta de claridad de algunos de los criterios legales de debida atención, algunos hospitales han desarrollado protocolos para gestionar las solicitudes de eutanasia por sufrimiento psicológico (Behaegel, Vercoutere y Matthys, 2015). Además, tres centros de consulta al final de la vida útil (ULteam en 2011, LEIF Occidental-Flandes en 2013 y LEIF. Gante en 2015) han sido establecidos por la asociación LEIF (Life End Information Forum), que fue fundada en 2003 con el objetivo de proporcionar información y asistencia en la atención al final de la vida (Van Wesemael et al., 2009, Van Wesemael et al., 2010). Sin embargo, el aumento considerable de los casos de eutanasia por sufrimiento psicológico y los informes de los medios de comunicación sobre casos controvertidos, de los cuales uno ha sido remitido al fiscal (Mason & Weitenberg, 2015Symons, 2015) y otro ha sido remitido al Tribunal de lo Penal (Hope, 2018) – plantea preocupaciones sobre un enfoque potencialmente demasiado permisivo (Clifford, 2017). Como consecuencia, algunos críticos sugieren la prohibición de la eutanasia por sufrimiento psicológico, mientras que algunas organizaciones e instituciones han publicado directrices que pueden mejorar la calidad de las prácticas.

El objetivo de nuestro estudio es analizar las cinco directrices belgas que se han emitido recientemente sobre la práctica belga de pacientes psiquiátricos que solicitan la eutanasia por sufrimiento psicológico (ver Recuadro B), con el fin de identificar y discutir: 1) las medidas propuestas para poner en práctica los requisitos legales; 2) sugerencias de salvaguardias adicionales que vayan más allá de los requisitos legales; y 3) sugerencias sobre los temas más importantes que no se abordan en la Ley de Eutanasia belga. Estas directrices se analizarán mediante una reflexión crítica punto por punto, centrándose en cada uno de los criterios sustantivos y procesales de diligencia debida legal. Esto nos permite formular recomendaciones generales para una práctica clínica éticamente sólida en Bélgica, y permitirá a los lectores de otras jurisdicciones que estén considerando adoptar la legislación sobre la eutanasia identificar lecciones útiles con respecto a la asistencia médica para morir con respecto a este grupo específico de pacientes.

Obsérvese que la Ley belga sobre la eutanasia entró en vigor el mismo año que la Ley neerlandesa de «Terminación de la vida previa solicitud y suicidio asistido (procedimientos de revisión)». La ley holandesa contiene criterios sustantivos y de procedimiento similares que deben seguirse si un paciente solicita la eutanasia. La Asociación Holandesa de Psiquiatría publicó sus directrices sobre cómo los médicos deben evaluar las solicitudes de eutanasia de pacientes con trastornos psiquiátricos en 2009 (Tholen et al., 2009), el mismo año en que el Hospital Universitario de Gante desarrolló su protocolo paso a paso (I). Las otras directrices que discutimos en este documento (II-IV) están fuertemente inspiradas en las recomendaciones y sugerencias hechas en las dos primeras ediciones de las directrices holandesas (publicadas en 2004 y 2009), pero adaptadas al contexto legal belga (por ejemplo, el requisito de que para la eutanasia de un paciente con una enfermedad no terminal deben consultarse dos médicos en lugar de uno, según lo prescrito por la Ley neerlandesa).

Suiza no tiene legislación sobre asistencia médica para morir, pero sus disposiciones penales sobre asistencia al suicidio (artículo 115 del Código Penal) no penalizan el suicidio asistido por motivos no egoístas. Algunas organizaciones sin fines de lucro (por ejemplo, EXIT y Dignitas) proporcionan suicidio asistido a pacientes psiquiátricos con enfermedades terminales y no terminales que solicitan asistencia médica para morir, sujeto al cumplimiento de los criterios de atención debida establecidos en los propios protocolos específicos de las organizaciones.

En cuanto a Canadá, tras la adopción de la Ley de Asistencia Médica para Morir, muchas provincias han desarrollado políticas para la asistencia médica para morir en pacientes con enfermedades terminales, por ejemplo, la Declaración de Política de Ontario sobre Asistencia Médica para Morir (CPSO (The College of Physicians and Surgeons of Ontario), 2016). Todavía está en curso una discusión para ampliar la Ley canadiense para incluir también a los enfermos no terminales. El Consejo de Academias Canadienses publicó recientemente tres «informes finales» de paneles de expertos sobre asistencia médica para morir para menores maduros, sobre solicitudes anticipadas y sobre casos en los que un trastorno mental es la única condición médica subyacente (Consejo de Academias Canadienses, 2018).

Este documento fue construido de la siguiente manera. En primer lugar, cada uno de los criterios jurídicos sustantivos y procesales se anotó en una lista estructurada de viñetas. En segundo lugar, al leer la primera directriz, cada pieza de información sobre los criterios jurídicos sustantivos y procesales y sobre los posibles criterios adicionales de diligencia debida discutidos en la directriz se recopiló, anotó y resumió sistemáticamente bajo el criterio legal relevante de esa lista. Este método se repitió para cada una de las directrices posteriores. Posteriormente, se examinaron las similitudes y diferencias entre las directrices, con especial atención a la forma en que interpretaron los criterios legales y a las sugerencias para incluir criterios adicionales de diligencia debida.

2. Criterios sustantivos para la elegibilidad para la eutanasia en Bélgica

2.1. Características del paciente

El primer criterio sustantivo se refiere a dos características del paciente, a saber, la edad y la competencia mental del paciente.

2.1.1. La edad del paciente

La Ley de eutanasia estipula que el paciente que solicita la eutanasia debe ser un adulto (es decir, 18 años de edad o más) o un menor emancipado (es decir, un menor que, como resultado del matrimonio, o después de los 15 años y sobre la base de una orden del tribunal de menores, es legalmente competente para tomar decisiones autónomas que afectan a su persona). En 2014, la Ley de Eutanasia se extendió a todos los menores, independientemente de su edad, que tienen la capacidad de discernimiento, pero solo en relación con la eutanasia por sufrimiento físico y solo si se cumplen criterios legales adicionales (Raus, 2016Van Assche, Raus, Vanderhaegen y Sterckx, 2018).

2.1.2. Competencia mental

Para ser elegible para la eutanasia, el paciente debe tener capacidad legal (es decir, no debe haber sido puesto bajo tutela). Además, la Ley de Eutanasia requiere que los pacientes puedan hacer una solicitud bien considerada y, por lo tanto, tener la competencia mental necesaria. Esto significa que deben ser capaces de demostrar la capacidad de comprender las implicaciones reales de una solicitud de eutanasia. Finalmente, los pacientes también deben estar conscientes al momento de hacer la solicitud.

Algunos médicos, incluidos los psiquiatras, cuestionan la competencia mental en (algunos) pacientes psiquiátricos que sufren. Las cinco pautas que son el tema de este documento reconocen que la competencia mental puede reducirse debido a la psicopatología de un paciente (por ejemplo, psicosis temporales), pero enfatizan que este no es automáticamente el caso. A este respecto, debe considerarse que la competencia mental depende de la tarea. En el contexto de una solicitud de eutanasia, la mayoría de las directrices (II-V) identifican razones para suponer que algunos pacientes psiquiátricos pueden tomar una decisión razonada y bien considerada para la terminación de la vida, acompañada de emociones adecuadas, y hasta cierto punto también independientemente de la psicopatología. Por ejemplo, algunos pacientes que sufren episodios depresivos, maníacos o incluso psicóticos recurrentes se encuentran también en períodos de espera de remisión temporalmente libres de síntomas, antes de la eventual probabilidad de recurrencia de los síntomas y / o recaída. Al igual que la psicopatología misma, la competencia mental de un paciente puede cambiar con el tiempo.

Sin embargo, los médicos enfrentan grandes dificultades con respecto a la evaluación de la competencia mental en pacientes psiquiátricos. En representación del grupo profesional de psiquiatras, una de las guías (IV) especifica la evaluación clínica de la competencia mental sobre la base de cuatro criterios. En primer lugar, se debe evaluar en los pacientes el grado de las siguientes cuatro competencias cognitivas: 1) la capacidad de tomar y comunicar elecciones personales; 2) la capacidad de comprender la información proporcionada; 3) la capacidad de aplicar esta información al propio contexto y situación; y 4) la capacidad de razonar y deliberar. En segundo lugar, una solicitud de eutanasia debidamente considerada debe estar presente (es decir, debe excluirse una decisión de «destello del momento»), y debe ir acompañada de emociones apropiadas. En este sentido, la ambivalencia también podría interpretarse como una consecuencia lógica del miedo a la muerte, más que como un síntoma de competencia mental reducida. Además, la ambivalencia también podría usarse como una palanca para que el paciente se centre (nuevamente) en explorar opciones de recuperación o rehabilitación. En tercer lugar, una solicitud de eutanasia que podría atribuirse directamente a un síntoma del trastorno del paciente debe ser rechazada. En cuarto lugar, debe existir un grado suficiente de «racionalidad práctica». Más específicamente, el paciente debe poder colocar su solicitud de eutanasia en el contexto de valores y objetivos que sean significativos para ella y que no estén demasiado influenciados por su psicopatología.

En cuanto a la evaluación de la competencia mental del paciente, cuatro de las guías recomiendan encarecidamente tomarse el tiempo suficiente y hacer uso de la heteroanamnesis (II-V) y la consulta interdisciplinaria (I-V). El suicidio recibe atención específica en tres pautas (III-V), ya que esto es inherente a muchos trastornos psiquiátricos. Se hace una distinción entre ideaciones y planes suicidas agudos y racionales. Se propone que este último esté sujeto a procesos de tratamiento terapéutico que puedan desarrollarse paralelamente al procedimiento de eutanasia (comenzando después de que se haya expresado formalmente una solicitud de eutanasia). La admisión involuntaria en un pabellón psiquiátrico solo debe considerarse en casos de suicidio agudo, resultante de un trastorno psiquiátrico grave, y solo cuando la seguridad del paciente no pueda garantizarse mediante tratamiento voluntario (IV).

2.2. Características de la solicitud de eutanasia

La Ley de Eutanasia requiere que la solicitud de eutanasia sea «voluntaria, bien considerada y repetida, y no el resultado de una presión externa».

2.2.1. Solicitud de eutanasia voluntaria

La voluntariedad implica que la solicitud de eutanasia del paciente no es el resultado de creencias erróneas o de coerción o influencia indebida. La exclusión de la presión externa del entorno social del paciente puede abordarse mediante la heteroanamnesis y la observación de la interacción del paciente con familiares y amigos. Sin embargo, algunas de las guías (II, IV, V) también recomiendan excluir la presión interna irracional originada en la psicopatología del paciente en términos de un sentimiento percibido de culpa o sentimiento de ser una carga para los demás. En este sentido, una de las guías (IV) indica que la percepción de ser una carga puede basarse en la conciencia del paciente de que esta carga es una consecuencia real y lógica de la psicopatología de uno. Por ejemplo, en los casos de trastornos crónicos del comportamiento, la carga para las familias puede ser múltiple: desde hacer frente emocionalmente al comportamiento angustiante de un paciente, sobre la interrupción de la rutina doméstica, hasta la restricción de las actividades sociales. Se argumenta que este tipo de presión interna racional no tiene por qué ser una razón para rechazar la solicitud de eutanasia del paciente por adelantado (IV).

2.2.2. Solicitud de eutanasia bien meditada

Este criterio, que está estrechamente relacionado con la cuestión de la competencia mental, se concreta de la siguiente manera en las directrices que lo desarrollan (II, IV, V). El paciente debe expresar un deseo de muerte claro y bien considerado, teniendo en cuenta los aspectos de la vida del paciente que hacen que valga la pena vivir, y basado en el autoconocimiento suficiente y la capacidad de procesar cognitivamente toda la información sobre (las consecuencias de) la condición y las opciones de tratamiento disponibles. La condición legal de una solicitud de eutanasia bien considerada presupone que el paciente ha sido bien informado por el médico sobre: 1) su (psico) patología; 2) posibles formas de aliviar su sufrimiento; 3) efectos secundarios de las opciones de tratamiento disponibles; y 4) el pronóstico (con y sin tratamiento).

En el contexto de la eutanasia, los médicos deben estar atentos al procesamiento de la información cognitiva y emocional del paciente y deben informar al paciente sobre: 1) la propia postura del médico sobre la eutanasia en general y la solicitud de eutanasia del paciente en particular; y 2) alternativas disponibles a la eutanasia, incluidos los cuidados paliativos. Cuando un médico decide participar en el procedimiento de eutanasia de un paciente, también se debe dar información clara sobre el procedimiento de eutanasia en sí, incluida la necesidad de múltiples consultas y la participación de otros médicos y, cuando corresponda, otros importantes.

Una directriz (IV) también aborda las dificultades en caso de que un paciente psiquiátrico tenga una conciencia reducida de la enfermedad. De acuerdo con la directriz V, esa es precisamente la razón por la cual los médicos deben actuar con la mayor precaución. Para que una solicitud de eutanasia sea legalmente justificable, el paciente debe ser consciente de los síntomas y las consecuencias de su trastorno al darse cuenta de cómo afecta su comportamiento y su situación de vida. El siguiente ejemplo se ha dado en la directriz IV: «En caso de trastornos depresivos, un paciente puede presentar y argumentar su solicitud de eutanasia desde una visión pesimista y nihilista de sí misma, su vida pasada y futura, mientras que los hechos más objetivos que arrojan una luz más realista sobre su pasado, presente y futuro no entran en el proceso de evaluación. Las opiniones de la paciente se distorsionan, sin darse cuenta de las consecuencias de su estado mental». (Vlaamse Vereniging voor Psychiatrie, 2017, p. 23) En estos períodos de psicopatología claramente inducidos por los síntomas, el paciente no debe considerarse elegible para la eutanasia.

La guía define además un grado suficiente de autoconocimiento y de conciencia de la enfermedad de la siguiente manera: «el conocimiento del paciente de sus propias cualidades personales que tienen una influencia esencial en su calidad de vida, lo que implica la realización de cómo ciertos rasgos de carácter influyen en su percepción de su interacción con los demás» (Vlaamse Vereniging voor Psychiatrie, 2017 , p. 23). Sin embargo, y especialmente en el caso de los trastornos de la personalidad, algunas guías (II y IV) reconocen que la interacción médico-paciente puede estar fuertemente influenciada por características patológicas de la personalidad de las que el paciente puede desconocer. Estas características a veces no solo afectan el sufrimiento del paciente, sino también la tendencia a socavar el cumplimiento del tratamiento y otros soportes vitales, lo cual es un desafío en el contexto de una solicitud de eutanasia desde una perspectiva médica y ética. De acuerdo con estas pautas, tanto el paciente como el psiquiatra deben esforzarse por lograr un grado de comprensión que sea tan sustancial como razonablemente se pueda esperar sobre la base de los antecedentes psicosociales e intelectuales del paciente. Se reconoce que una conciencia óptima de la enfermedad y un autoconocimiento óptimo pueden ser esenciales para el éxito de un tratamiento médico o plan de rehabilitación. Por lo tanto, un grado insuficiente de autoconocimiento y conciencia de la enfermedad es, en su opinión, una razón para prolongar el procedimiento de eutanasia con el fin de proporcionar tiempo suficiente para la información del paciente y la psicoeducación.

2.2.3. Solicitud de eutanasia repetida y duradera

Debe darse el caso de que el paciente exprese repetidamente un deseo de muerte hacia los médicos involucrados. De acuerdo con las directrices, es preferible que el paciente también haya expresado su deseo de muerte hacia su círculo íntimo cercano de familiares o amigos (II-V). La solicitud del paciente debe extenderse a lo largo de un período de varios meses, con el fin de excluir una decisión de «destello del momento» y dar tiempo suficiente para evaluar el origen y la evolución del deseo de muerte (I-V). Además, la solicitud del paciente debe ser duradera. En caso de que la ambivalencia expresada anteriormente entre el miedo del paciente a la muerte disminuya o incluso desaparezca con el tiempo y si, como resultado, el deseo de muerte se volviera más pronunciado, esto sería una señal de que el paciente había tomado una decisión (IV).

2.3. Características del estado del paciente

De acuerdo con la Ley de Eutanasia, la eutanasia solo está permitida si el paciente que solicita la eutanasia sufre de una condición grave e incurable, causada por enfermedad o accidente.

2.3.1. Carácter grave de la enfermedad: la presencia de una afección diagnosticable

Para que una solicitud de eutanasia sea elegible, debe basarse en un trastorno médico somático y / o psiquiátrico. Dos de las directrices (II, IV) introducen una distinción adicional entre un procedimiento de eutanasia que involucra a un paciente que sufre un trastorno psiquiátrico y un procedimiento que involucra a un paciente que sufre un trastorno neuropsiquiátrico (por ejemplo, demencia), declarando que este último procedimiento requiere un enfoque ligeramente diferente del discutido en sus recomendaciones sobre la evaluación de las solicitudes de eutanasia de pacientes psiquiátricos. Independientemente del tipo específico de condición, la condición no solo necesita ser grave e incurable, sino también médicamente diagnosticable. Los trastornos psiquiátricos, incluso en ausencia de codiagnósticos somáticos, se reconocen como condiciones médicas diagnosticables.

2.3.2. Naturaleza incurable de la condición

La evaluación del requisito legal de incurabilidad se deja a la opinión experta del médico involucrado, ya que debe basarse en el estado actual del arte de la medicina. En la práctica se utilizan diferentes terminologías para abordar este criterio jurídico. Algunos psiquiatras utilizan el concepto de «inutilidad médica» para referirse a la resistencia al tratamiento, o a un tratamiento ineficaz o inapropiado. Algunas pautas (III, V) se refieren a intensos debates persistentes en la literatura sobre la cuestión de si, y de ser así, cuándo, una condición psiquiátrica puede considerarse incurable, ya que este tipo de condiciones cambian con frecuencia con el tiempo (Broome & de Cates, 2015Claes et al., 2015Kelly, 2017Schuklenk y van de Vathorst, 2015Trachsel, Irwin, Biller-Andorno, Hoff y Riese, 2016Vandenberghe, 2017).

En algunas de las directrices, para abordar este problema, se introdujo el concepto de «perspectiva de tratamiento no razonable», que anteriormente se había propuesto y explicado en la directriz anterior de la Asociación Psiquiátrica Holandesa (Tholen et al., 2009). De acuerdo con la directriz anterior (y recientemente revisada), así como algunas de las directrices belgas (II-V) discutidas en este documento, las opciones terapéuticas para una condición particular deben considerarse si cumplen con los siguientes tres requisitos: 1) una perspectiva real de mejora; 2) la posibilidad de administrar un tratamiento adecuado en un plazo razonable; y 3) un equilibrio razonable entre los resultados esperados del tratamiento y la carga del tratamiento para el paciente.

En un intento de poner en práctica estos tres requisitos, se han formulado los siguientes criterios (IV). En primer lugar, se aconseja aplicar plenamente el protocolo de tratamiento psiquiátrico actual en términos de: 1) todas las intervenciones biológicas regulares indicadas; 2) todas las intervenciones psicoterapéuticas indicadas; y 3) intervenciones sociales que podrían aliviar el sufrimiento del paciente. Estas intervenciones deben ser ofrecidas por cuidadores calificados. En segundo lugar, para evaluar lo que contaría como un período de tiempo razonable para estas intervenciones, se deben tener en cuenta los siguientes criterios: 1) el historial médico del paciente; 2) la duración de los tratamientos farmacológicos y psicoterapéuticos sugeridos; y 3) la edad del paciente. En tercer lugar, los beneficios y desventajas de las intervenciones deben basarse en: 1) la plausibilidad, la naturaleza esperada y el grado esperado de mejora; 2) la plausibilidad, naturaleza y gravedad de los efectos secundarios; y 3) la capacidad de afrontamiento del paciente.

En algunos casos de eutanasia por sufrimiento psicológico, se invocó un diagnóstico psiquiátrico recientemente descubierto (y por lo tanto previamente omitido) como una razón adicional para considerar que el paciente estaba en una condición médica sin perspectivas de mejora. Una directriz (IV) está totalmente en desacuerdo con tal punto de vista y recomienda que los nuevos diagnósticos deben ser vistos como una razón para explorar la posibilidad de mejora.

Las pautas difieren en sus recomendaciones para los casos en que los pacientes rechazan opciones de tratamiento razonables. Una directriz (III) indica que no se llegó a un consenso sobre esta cuestión, mientras que otras directrices (II, IV) recomiendan que la eutanasia no debe llevarse a cabo en tal caso.

2.4. Características del sufrimiento del paciente

De acuerdo con la Ley de Eutanasia, la eutanasia solo está permitida si el paciente se encuentra en una condición de sufrimiento físico o psicológico constante e insoportable que no se puede aliviar. Las directrices formulan criterios más objetivables para evaluar los diversos requisitos del sufrimiento del paciente: el sufrimiento debe evaluarse en múltiples consultas con el paciente que se extienden en el tiempo, y la evaluación debe, más específicamente, hacerse mediante la observación exhaustiva del paciente y el examen de la historia clínica y el contexto de vida del paciente. Con el consentimiento del paciente, los médicos pueden obtener acceso a la historia clínica del paciente. Sin este consentimiento y, por lo tanto, sin acceso a los archivos médicos del paciente, una solicitud de eutanasia no puede ser legalmente admisible, ya que la ley establece que todos los médicos involucrados deben tener acceso al registro médico. Una evaluación interdisciplinaria del sufrimiento del paciente es fuertemente recomendada por todas las directrices.

2.4.1. Sufrimiento físico o psicológico

De acuerdo con la Ley, la solicitud de eutanasia de un paciente debe basarse en el sufrimiento físico y / o psicológico que resulta de una condición grave e incurable. Las consecuencias de la condición del paciente generalmente no se limitarán solo al sufrimiento físico y / o psicológico, ya que también pueden incluir aspectos sociales y existenciales. Estos últimos aspectos no pueden evaluarse completamente desde una perspectiva médica. Investigaciones cualitativas recientes han revelado que algunos problemas socioeconómicos (por ejemplo, desigualdades sociales) e incluso financieros (por ejemplo, bajos ingresos) son circunstancias adicionales que pueden hacer que los pacientes consideren solicitar la eutanasia (Verhofstadt, Thienpont y Peters, 2017). Esta observación requiere un amplio debate social, ya que la eutanasia nunca debe usarse como una forma de resolver las fallas de la sociedad (Verhofstadt et al., 2017). A este respecto, cabe señalar que los médicos pueden desempeñar un papel importante en la reducción del sufrimiento social de los pacientes mediante el fortalecimiento de su entorno social, por ejemplo, fomentando un diálogo abierto entre el paciente y su familia y su red social (Norwood, 2005, Norwood, 2007).

De acuerdo con la Ley, la solicitud de eutanasia debe basarse en el sufrimiento físico y / o psicológico causado directamente por la condición médica del paciente. Los informes bienales de la Comisión Federal de Control y Evaluación de la Eutanasia (FCECE) indican que la mayoría de los casos de eutanasia que se informan implican una combinación de sufrimiento físico y psicológico, como, por ejemplo, los pacientes con cáncer pueden sufrir una pérdida percibida de dignidad, mientras que los pacientes con anorexia nerviosa pueden sufrir problemas físicos.

Existen opiniones divergentes sobre el significado preciso del requisito de causalidad en la Ley de Eutanasia (III) (Belgisch Raadgevend Comité voor Bio-ethiek (Comité Consultivo Belga sobre Bioética), 2017). Teniendo en cuenta la naturaleza subjetiva del sufrimiento, algunos expertos están a favor de no medicalizar estrictamente este criterio, por temor a que los pacientes psiquiátricos, en quienes el daño tisular no siempre es evidente, puedan ser excluidos de recibir la eutanasia, mientras que otros argumentan que desconectar completamente el sufrimiento y la condición médica (es decir, ignorar el requisito de causalidad) allanaría el camino para que los médicos concedan solicitudes de eutanasia que no tienen base médica y son por lo tanto, más allá de su experiencia profesional. Una pregunta clave en este sentido es qué médico debe evaluar la relación causal entre la condición médica del paciente y su sufrimiento (III). Si este papel prominente se confía solo al médico tratante y no también a los dos médicos consultados legalmente requeridos, puede ser problemático si el primero no es un psiquiatra. Esta es una de las razones por las que varias de las guías (I, III-V) recomiendan que dos de los médicos consultados sean psiquiatras – en lugar de uno, como prescribe la Ley de Eutanasia – y que en su evaluación del cumplimiento de los criterios de debida atención estos psiquiatras deben prestar atención específica a la evaluación de la relación causal entre la condición médica del paciente y su sufrimiento. Obviamente, establecer esta relación causal es una tarea compleja, incluso para psiquiatras experimentados.

2.4.2. Sufrimiento constante

La naturaleza constante del sufrimiento puede ser operacionalizada cuando se tiene en cuenta el origen, la evolución y la continuidad del sufrimiento. Para los trastornos psiquiátricos, incluso aquellos con un carácter episódico, los síntomas pueden ser crónica y severamente persistentes, progresivos y / o alternados continuamente.

2.4.3. Sufrimiento insoportable

La insoportable del sufrimiento no puede ponerse en práctica fácilmente, ya que es inherentemente un criterio subjetivo y faltan parámetros objetivos. Debido a sus quejas predominantemente no observables y la frecuente falta de marcadores neurobiológicos en pacientes con trastornos psiquiátricos, sus experiencias de sufrimiento son mucho más difíciles de evaluar. No hay consenso sobre cómo y por quién (el paciente y / o el médico tratante y / u otros) debe evaluarse la naturaleza insoportable del sufrimiento (III). Algunos afirman que esta evaluación debe dejarse totalmente en manos del paciente. Otros sugieren que la insoportable siempre debe incluir un componente médico y que el requisito de determinar la insoportable está estrechamente relacionado con la tarea del médico de detectar, sugerir y aplicar posibles soluciones terapéuticas para aliviar el sufrimiento del paciente. A pesar de estas diferencias de opinión, se puede observar un consenso en las directrices en el énfasis en la comprensión empática del médico de la percepción y el juicio del paciente sobre la insoportable de su sufrimiento, a la luz del contexto de la vida actual y pasada del paciente, las consecuencias incapacitantes de su condición, su fuerza física y mental, su capacidad de afrontamiento, y su personalidad (II-V).

2.4.4. No alivio del sufrimiento

Este criterio abarca claramente un componente médico y está estrechamente relacionado con el criterio de que no debe haber perspectivas de mejora. Se deja a la opinión experta del médico (s) involucrado (s) juzgar si quedan opciones terapéuticas para aliviar el sufrimiento de los pacientes y discutir estas opciones con el paciente. La Comisión Federal de Control y Evaluación de la Eutanasia ha informado repetidamente sobre el disenso entre sus miembros con respecto a la cuestión de cómo entender y evaluar el requisito de no alivio del sufrimiento insoportable (psicológico) (Comité Federal de Control y Evaluación de la Eutanasia, (FCECE), 2008, Comité Federal de Control y Evaluación de la Eutanasia, (FCECE), 2010 ). La Directriz III cuestiona la presunción de la Comisión de que la sentencia definitiva sobre la no aliviabilidad del sufrimiento debe dejarse en manos del propio paciente, cuando la Comisión afirma que la eutanasia puede realizarse si el rechazo del paciente a otras opciones de tratamiento se basa en «efectos secundarios graves relacionados con el tratamiento o aplicaciones de tratamiento percibidas como insoportables». De acuerdo con esta guía, los efectos secundarios solo pueden surgir después de que se aplica una opción de tratamiento. La opinión de la Comisión podría, por ejemplo, allanar el camino para que un paciente gravemente deprimido rechazara la intervención de vanguardia de la terapia electroconvulsiva (TEC) sobre la base de la percepción de que es insoportable. Por el contrario, la directriz III prefiere explícitamente el enfoque prescrito en la anterior (y adoptada en la recientemente revisada) Directriz de la Asociación Psiquiátrica Holandesa, que establece que es parte del deber clínico y ético de la profesión psiquiátrica seguir todos los procedimientos médicos más avanzados antes de que una solicitud de eutanasia pueda considerarse legalmente elegible.

3. El procedimiento a priori para la toma de decisiones en materia de eutanasia

3.1. Un enfoque de dos vías

En cuanto al proceso de toma de decisiones que precede a la concesión o denegación de las solicitudes de eutanasia, algunas de las directrices van claramente más allá de los requisitos legales con su recomendación explícita de un enfoque de doble vía. Este enfoque se caracteriza por centrarse en la vida a través del tratamiento continuo del paciente, en paralelo con un enfoque en la muerte a través de la evaluación de la solicitud de eutanasia del paciente. Este punto de vista se basa en dos valores éticos fundamentales, aunque no absolutos: el respeto por la autonomía del paciente respetando y tomando en serio el deseo de muerte de un paciente, y el deber de proteger la vida humana explorando primero perspectivas de vida significativas para un paciente que ha expresado un deseo de muerte (II, IV, V). La razón detrás de este enfoque de dos vías es que no debe descartarse que la solicitud de eutanasia sea un grito de ayuda y el resultado de un sufrimiento que podría abordarse adecuadamente por otros medios. Por esa razón, mientras que en la vía de la muerte se explorarán las razones y la elegibilidad de la solicitud de eutanasia de un paciente, se buscará simultáneamente una vía de vida, en la que se explorarán las alternativas a la muerte desde una perspectiva médica y psicológica, así como desde una perspectiva social y existencial.

Primero, el tratamiento actual del paciente debe ser evaluado, intensificado y / o ajustado de otra manera, incluso si esto significa cambiar de cuidadores. En segundo lugar, se debe abordar el potencial de las opciones de rehabilitación psiquiátrica para mejorar la autonomía del paciente, la participación social (por ejemplo, a través de grupos de apoyo social o grupos de apoyo entre pares) y, en consecuencia, la calidad de vida. Además, se debe prestar atención a las oportunidades para la llamada «atención crustativa»: una atención psiquiátrica «paliativa» especializada y hecha a medida para aquellos pacientes para quienes no quedan opciones terapéuticas en términos de alivio del sufrimiento, aunque su calidad de vida, percepción de dignidad y conexión con los demás aún podrían restaurarse y mejorarse. De acuerdo con varias pautas (II, IV, V), la conexión con los demás es una condición crucial para el ejercicio de la autonomía, ya que los pacientes solo pueden tomar decisiones bien consideradas cuando están estrechamente conectados con otros importantes. En tercer lugar, se debe ofrecer orientación en la búsqueda de posibles fuentes, objetivos y proyectos para recuperar el significado de la vida.

Los médicos involucrados en el procedimiento de eutanasia pueden enfocarse en, o estar involucrados en, ambas vías en un grado diferente (IV). La idea principal es que cada médico puede combinar estas dos pistas o puede decidir centrarse en una sola pista, pero que ambas pistas siempre deben explorarse simultáneamente. Curiosamente, una directriz (I) enfatiza que, como premisa por excelencia de su protocolo, los psiquiatras de su hospital solo pueden participar en la evaluación de la solicitud de eutanasia de un paciente, mientras que el propio médico del paciente sigue siendo responsable del tratamiento de la psicopatología del paciente. En cuanto a los otros médicos involucrados, los médicos consultados normalmente se centrarán solo en la pista de la muerte.

También debe señalarse que existe una superposición entre la vía de la vida y la vía de la muerte y entre sus valores subyacentes (es decir, el respeto de la autonomía del paciente frente al deber de proteger la vida), ya que la vía de la muerte podría proteger a los pacientes al prevenir intentos brutales de suicidio, mientras que la vía de la vida podría conducir excepcionalmente a un sufrimiento adicional e incluso a intentos de suicidio. Contrariamente a lo que se ha informado ocasionalmente en la práctica, la solicitud de eutanasia de un paciente no debe ser una razón suficiente para suspender el tratamiento o la hospitalización en un pabellón psiquiátrico.

3.2. Número y función de los médicos implicados

Si no se espera que el paciente muera en un futuro previsible, la Ley exige que la solicitud de eutanasia sea evaluada por al menos tres médicos: el médico tratante y dos médicos consultados. Al menos uno de estos médicos consultados debe ser un psiquiatra o un especialista en la condición médica del paciente. A cada uno de los médicos involucrados, la Ley de Eutanasia (Recuadro A) asigna roles específicos y limitados. El(los) médico(s) debe(n) ser independiente del paciente y entre sí.

La directriz IV aconseja que el médico tratante sea el primero en ser consultado por el paciente. En ese papel específico, el médico tratante debe tomar la iniciativa en el procedimiento de eutanasia y referir al paciente a los médicos que actuarán como médicos consultados. De acuerdo con esta guía, esta secuencia no siempre se aplica en la práctica, ya que a veces los médicos ya son consultados durante el procedimiento de eutanasia antes de que uno de ellos remita al paciente a un médico que estaría dispuesto a realizar la eutanasia y, por lo tanto, asume el papel de médico tratante al final del procedimiento de eutanasia. Esta última secuencia ilógica se considera éticamente inapropiada en la directriz IV, ya que podría confundir al paciente sobre el papel exacto de los médicos involucrados. Algunas pautas (II, IV) recomiendan que tanto el médico tratante como el consultado tengan varias conversaciones con el paciente. Esto va más allá de los requisitos de la Ley de que, mientras que el médico tratante debe tener varias conversaciones con el paciente, los médicos consultados simplemente necesitan examinar al paciente y revisar su historial médico.

3.2.1. Función específica del médico tratante

El médico tratante que aprueba una solicitud de eutanasia no está obligado a realizar la eutanasia ella misma. En el contexto de la construcción de una relación de confianza entre el paciente y el médico, este último necesita concebirse a sí mismo como capaz y dispuesto a realizar la eutanasia siempre y cuando se cumplan todos los requisitos legales. El médico tratante del paciente también puede ser el médico tratante del paciente, siempre y cuando se garantice el enfoque de doble vía y las derivaciones a médicos consultados independientes (IV).

3.2.2. Papel específico de los médicos consultados

Debido a la complejidad de las solicitudes de eutanasia por sufrimiento psicológico, se sugiere (IV, V) o prescribe (I) que dos, en lugar de uno, de los médicos consultados sean psiquiatras y que evalúen todos los criterios sustantivos de debida atención, en lugar de solo los criterios que la Ley les exige evaluar (IV, V). Además, se propone (II, IV, V) o se hace obligatorio (I) involucrar también al médico tratante del paciente en el procedimiento, aunque nunca como uno de los médicos consultados, en vista del riesgo de una evaluación sesgada.

La Ley de Eutanasia requiere que los médicos consultados sean independientes, pero no especifica cómo debe entenderse esto. Sin embargo, en su folleto informativo para médicos, la Comisión Federal de Control y Evaluación de la Eutanasia establece que los médicos consultados no deben tener una relación terapéutica con el paciente ni ser un pariente o un subordinado jerárquico o superior al médico tratante (Comité Federal de Control y Evaluación de la Eutanasia, 2015 ). Además, en la literatura legal se defiende la opinión de que el médico consultado no debe ser miembro del consultorio del médico tratante o del departamento del hospital, aunque la condición de independencia no requiere que los médicos consultados provengan de fuera del hospital donde el médico tratante está tratando al paciente (Delbeke, 2014Vansweevelt, 2003).

Una directriz (I) ha formulado reglas específicas sobre cómo manejar las solicitudes de eutanasia de pacientes que son referidos desde fuera de las paredes del hospital. El protocolo estipula que el psiquiatra tratante solo debe manejar la solicitud de eutanasia del paciente (es decir, no debe hacerse cargo de su tratamiento) y debe tener tantas consultas con el paciente como sea necesario para decidir si se cumplen los requisitos legales. Los resultados de la consulta y evaluación deben ser comunicados al psiquiatra tratante del paciente. Cuando el médico tratante se haya cerciorado de que se han cumplido los requisitos legales, el paciente debe ser remitido a un segundo psiquiatra (es decir, el primer psiquiatra consultado) dentro del departamento de psiquiatría del hospital y, después de que esa persona haya emitido una opinión positiva, también a un tercer psiquiatra independiente (es decir, el segundo psiquiatra consultado) perteneciente a un departamento de psiquiatría de otro hospital universitario flamenco. El segundo y tercer psiquiatra deben revisar el expediente médico del paciente y tener al menos una consulta con el paciente para determinar de forma independiente si se cumplen todos los requisitos legales. Para garantizar la independencia de la toma de decisiones, el segundo psiquiatra consultado fuera del hospital es nombrado por el Comité de Ética Hospitalaria multidisciplinario. Solo cuando los tres psiquiatras involucrados hayan verificado independientemente que se cumplen todos los requisitos legales, se puede realizar la eutanasia.

De acuerdo con la directriz IV, todos los requisitos legales deben ser evaluados por cada uno de los médicos involucrados, aunque no necesariamente en la misma medida. Esta guía establece que el primer psiquiatra consultado, como el médico tratante, debe abordar las razones subyacentes de la solicitud de eutanasia. Esto podría conducir a una fuerte relación de confianza que puede incluir el riesgo de transferencia (es decir, la solicitud y el procedimiento de eutanasia pueden provocar sentimientos en los pacientes) y contratransferencia (es decir, la solicitud de eutanasia del paciente puede provocar sentimientos en el médico), que puede disminuir la objetividad y el juicio independiente. Por lo tanto, el papel del segundo psiquiatra consultado debe limitarse estrictamente a evaluar los criterios legales de debida atención, con especial atención a la no aliviabilidad del sufrimiento. Esto debería reducir el riesgo de sesgo debido a la (contra)transferencia.

3.3. Participación de familiares u otras personas importantes

La Ley de Eutanasia no requiere que el médico tratante involucre a los familiares del paciente en el procedimiento de eutanasia. Sin embargo, se requiere que el médico tratante se asegure de que el paciente haya tenido la oportunidad de discutir la solicitud de eutanasia con las personas con las que quiere hablar. Algunas directrices consideran que este es un criterio por excelencia (II, IV, V). Una pauta es más estricta que el requisito legal en el sentido de que al menos otra persona en el círculo social del paciente tiene que estar involucrada, incluso si el paciente se niega específicamente y pide que no se involucre a familiares (IV). La participación de miembros de la familia y / u otras personas importantes no significa que estas personas deban aprobar la solicitud de eutanasia. Sin embargo, un diálogo interpretativo con los familiares del paciente y / u otras personas importantes brinda a todos los actores una visión más profunda del contexto social y los antecedentes del paciente, y podría revelar oportunidades para fortalecer relaciones significativas, comunicación y compromiso. Esto podría influir en las perspectivas del paciente sobre su sufrimiento y su deseo de muerte. Si el paciente finalmente recibiera la eutanasia, haber estado involucrado podría limitar el impacto psicológico, el dolor y el duelo de los familiares. Si el paciente rechaza su participación, el médico debe buscar los motivos subyacentes y tratar de aclararlos. Algunas guías señalan que si la resistencia del paciente es injustificada, el procedimiento de consulta podría detenerse (II, IV, V).

3.4. Participación de otros cuidadores

La Ley de Eutanasia estipula que, si hay un equipo de enfermería que tiene contacto regular con el paciente, el médico tratante debe discutir la solicitud de eutanasia del paciente con el equipo de enfermería o con los miembros de ese equipo. Sin embargo, algunas pautas también instan a la participación de todos los demás cuidadores importantes involucrados en el tratamiento del paciente (II, IV, V). Además del equipo de enfermería, las guías II, IV y V recomiendan la inclusión de otros cuidadores actuales o incluso anteriores en un equipo interdisciplinario para explorar y comparar más a fondo los antecedentes del paciente y el contexto de vida actual con el fin de detectar cualquier significado inadvertido de la solicitud de eutanasia del paciente. Como estas pautas consideran que ponerse en contacto con los cuidadores relevantes es esencial, los médicos tratantes y consultados podrían incluso necesitar abstenerse del procedimiento de evaluación si el paciente no da permiso para comunicarse con ninguno de sus cuidadores.

La Directriz II recomienda encarecidamente no sólo la participación de un equipo interdisciplinario, sino también la prestación de un amplio apoyo adicional. Más allá de los requisitos legales, se recomienda que este apoyo adicional involucre: 1) un Grupo de Apoyo al Final de la Vida central e interdisciplinario (que cubra todos los centros psiquiátricos de esta red y esté abierto a expertos externos), establecido para obtener asesoramiento objetivo e independiente; 2) un grupo local de apoyo al final de la vida (que cubre uno o más centros psiquiátricos en una región específica), establecido con el fin de obtener asesoramiento objetivo e independiente o apoyo práctico; y, opcionalmente y especialmente en los casos en que el procedimiento de consulta se encuentra en una etapa avanzada, 3) médicos capacitados del Life End Information Forum (LEIF) (Van Wesemael et al., 2009) para apoyo y asesoramiento sobre la realización de la eutanasia.

3.5. Otros aspectos procedimentales de la toma de decisiones

3.5.1. Procedimientos de toma de decisiones

La Ley de Eutanasia requiere que, si el médico tratante cree que no se espera que el paciente muera en un futuro previsible, se debe respetar un período de espera de al menos un mes entre la solicitud por escrito del paciente y la realización de la eutanasia. Además, como se indicó anteriormente, el médico tratante deberá consultar a dos médicos en lugar de uno. Los consejos emitidos por los médicos consultados son meramente consultivos (Delbeke, 2011, Delbeke, 2012Vansweevelt, 2003).

Las directrices, sin embargo, abogan por procedimientos de toma de decisiones más estrictos. Una directriz (IV) aboga por informes escritos detallados de las discusiones cara a cara del médico, accesibles a todos los médicos y cuidadores involucrados, a fin de permitir una mesa redonda abierta y transparente, preferiblemente incluso antes de obtener consejos formales, a fin de lograr un horizonte de evaluación más amplio y mejorar el nivel de atención debida.

En la directriz I se proporciona una salvaguardia incorporada en términos de una reunión adicional con el Comité de Ética del Hospital para discutir y determinar a priori si una solicitud de eutanasia puede o no ser declarada admisible para su posterior manejo y evaluación. La Directriz II adopta una postura más restrictiva y establece un comité de evaluación a priori e interdisciplinario compuesto por los siguientes 3 grupos: 1) miembros del personal de la instalación en cuestión: el médico tratante, el médico jefe del departamento y otros dos miembros del personal, de los cuales al menos uno no es médico; 2) al menos dos miembros del personal de la red, con experiencia en eutanasia en el contexto de la psiquiatría, aunque no empleados en la instalación en cuestión; y 3) al menos dos miembros de fuera de sus muros y, por lo tanto, no empleados en la instalación, pero con experiencia en el tema de la eutanasia. El médico jefe coordina el comité de evaluación. Si se ha llegado a un consenso, se planificará un momento y un lugar apropiados para la muerte. En caso de desacuerdo, el comité de evaluación aconsejará al médico tratante que no realice la eutanasia. Sin embargo, esto no puede hacerse cumplir debido a la libertad terapéutica del médico para actuar de conformidad con sus propios valores morales y profesionales.

En la directriz III, algunos recomiendan que un comité ad hoc establezca una evaluación autorizada a priori. Este comité sería complementario a la actual revisión a posteriori de la Comisión Federal de Control y Evaluación sobre la Eutanasia. Específicamente en el contexto de los casos de eutanasia por sufrimiento psicológico, se recomienda este tipo de evaluación a priori en vista de la complejidad de la toma de decisiones relacionadas con el trastorno del paciente (por ejemplo, el pronóstico impredecible de una enfermedad no terminal), las razones multifactoriales que subyacen al deseo de muerte del paciente y la irreversibilidad de la eutanasia. Sin embargo, otros involucrados en la redacción de esta directriz se oponen a esta propuesta, argumentando que una revisión a priori va en contra del «espíritu de la Ley» y conduciría a procedimientos de eutanasia que se asemejan a las «audiencias de los tribunales».

En cuanto al número de consultas y la duración del procedimiento de eutanasia, las directrices recomiendan que las consultas se extiendan durante un período más largo que el período de espera de un mes legalmente requerido. Algunas directrices no especifican la duración requerida (I, IV), mientras que otras abogan por un período de espera que abarque al menos 6 meses (II) o 1 año (V) teniendo en cuenta la participación de todos los actores importantes. En la directriz III, algunos miembros del Comité están a favor de mantener el mínimo de un mes para evitar intentos de suicidio «por desesperación», también con respecto al largo historial médico de muchos pacientes. También temen el fenómeno de los pacientes que «compran» psiquiatras más permisivos si el médico tratante se inclina a tomarse su tiempo. Otros miembros prefieren un período de espera de al menos un año (ya que el protocolo psiquiátrico de vanguardia incluye un año para dar a las alternativas terapéuticas una oportunidad justa de éxito y porque el procedimiento de eutanasia crea una nueva dinámica médico-paciente que necesita ser explorada completamente). Como se observa en la práctica, el procedimiento de eutanasia podría ofrecer suficiente tranquilidad, lo que podría ser una señal para explorar oportunidades de ayuda prolongada, rehabilitación, etc. (Thienpont et al., 2015). La mayoría de las directrices (I, IV, V) son más restrictivas que la ley, ya que argumentan que realizar la eutanasia solo se justifica después de obtener al menos dos consejos uniformemente positivos de al menos dos psiquiatras consultados. En caso de consejos negativos, estos también deben tenerse en cuenta. Sin embargo, ninguna de estas directrices describe hasta qué punto los posibles consejos negativos deben afectar el procedimiento de eutanasia y/o la decisión final.

3.5.2. Atención (posterior) a los familiares y amigos

Como se mencionó anteriormente, la participación de los familiares del paciente y otras personas importantes es la quintaesencia de acuerdo con varias de las pautas (II, IV, V). Durante la evaluación de la solicitud de eutanasia, estos actores deben ser informados sobre: 1) el procedimiento de eutanasia; 2) las perspectivas de vida del paciente; y 3) la decisión final del médico con respecto a conceder o rechazar la solicitud de eutanasia. Esto puede tener lugar en estrecha colaboración con el médico tratante.

Si los familiares del paciente y otras personas importantes ya están involucradas en el procedimiento de eutanasia, el médico tratante debe informarles e invitarlos para obtener información sobre el resultado final del procedimiento de eutanasia. Además, se puede buscar la participación del médico tratante (responsable de la trayectoria de la vida), otros cuidadores o un funcionario religioso que tenga una conexión cercana con los familiares del paciente y otras personas importantes. Después de que se haya realizado la eutanasia, es importante un cuidado posterior adecuado para lidiar con el dolor y suavizar el duelo. Sin embargo, este aspecto recibe poca atención en las directrices.

3.5.3. Objeción de conciencia y otros factores relacionados con el valor

Con el fin de equilibrar el respeto de la autonomía del paciente que solicita la eutanasia y la libertad de conciencia y la autonomía profesional de los médicos, la Ley de eutanasia estipula que ningún médico puede ser obligado a realizar la eutanasia y que, del mismo modo, ninguna otra persona puede ser obligada a ayudar a realizar la eutanasia. Esta disposición se basa en el derecho a la objeción de conciencia, un principio general que se basa en la libertad de pensamiento, conciencia y religión.

Algunas de las directrices (II, IV, V) enfatizan la necesidad de que los médicos exploren sus propios valores y emociones hacia la eutanasia en general y su papel en el proceso de toma de decisiones y los resultados. Sin embargo, el derecho a la objeción de conciencia no debe verse como un mecanismo para allanar el camino para la «medicina basada en valores absolutos», ya que otros principios éticos, como el respeto por la autonomía del paciente y la compasión con el sufrimiento, también deben tenerse en la más alta estima. Por otro lado, se expresan preocupaciones con respecto al enfoque exclusivo de algunos médicos en la autodeterminación del paciente, lo que podría hacerlos ciegos a los aspectos relacionales y sociales que pueden subyacer a la solicitud de eutanasia y a mecanismos como la proyección, la transferencia y la contratransferencia.

Como se establece en la Ley y en un intento de conciliar el respeto por la autonomía del paciente y el derecho del médico a la objeción de conciencia, un médico tratante que se niega a realizar la eutanasia debe informar al paciente de manera clara y oportuna sobre (las razones de) esta negativa para no crear falsas expectativas. Si la negativa se basa en consideraciones médicas, estas deben anotarse en el registro médico del paciente. Además, un médico que se niega a realizar la eutanasia debe compartir el registro médico del paciente con otro médico designado por el paciente, si el paciente así lo solicita.

Cuando se enfrenta a la objeción de conciencia en el contexto de la realización de la eutanasia, las directrices están de acuerdo con el consejo de la Junta Nacional de Médicos (Nationale Raad Orde der Artsen (Junta Nacional de Médicos de Bélgica), 2017) de que el paciente, después de ser informado adecuada y oportunamente, debe ser remitido a una institución médica con respecto a la evaluación adicional de la solicitud de eutanasia. Sin embargo, el médico no necesita garantizar la postura y la concebibilidad de esta institución médica hacia el desempeño de la eutanasia. Por lo tanto, en caso de objeción de conciencia de un médico, el paciente que solicita la eutanasia debe ser referido a un médico colega dentro o fuera del centro de atención médica afiliado del médico.

Teniendo en cuenta que explorar las razones subyacentes de una solicitud de eutanasia podría abrir la puerta a la transferencia y la contratransferencia, la toma de decisiones puede verse seriamente afectada por tales ocurrencias. Los propios médicos pueden enfrentarse a su propia mortalidad o soledad, pero también a sentimientos de impotencia resultantes de la incapacidad de aliviar suficientemente el sufrimiento, fantasías de rescate irracionales o incluso intolerancia completa hacia el paciente. Es posible que se necesite intervisión, supervisión o incluso derivación a otro médico más neutral. Una directriz (I) menciona algunas pautas de procedimiento para proteger proactivamente la integridad y el bienestar de los médicos involucrados.

4. Realización médicamente cuidadosa de la eutanasia

De acuerdo con la Ley belga sobre eutanasia, el acto de eutanasia solo puede ser realizado por el médico tratante que administra una dosis letal de un medicamento adecuado para el paciente. Si ninguno de los médicos tratantes del paciente concibe la eutanasia por sí mismo, el médico tratante puede apelar a la competencia y experiencia de los médicos y / o enfermeras del Life End Information Forum (LEIF) para apoyar o incluso ayudar al médico que realiza si es necesario. Una directriz (II) se refiere a la situación particularmente difícil de la eutanasia en un contexto institucional, ya que esto podría actuar como un factor de atracción potencial para otros pacientes. Se debe tener la máxima precaución para evitar efectos potencialmente traumáticos en otros pacientes. Por lo tanto, es necesario que los cuidadores involucrados busquen un curso de acción que prevenga y limite al máximo un impacto traumático en los demás pacientes, tanto en los procesos de preparación y realización de la eutanasia como en la etapa de atención posterior. Otra directriz (I) estipula que la eutanasia no debe realizarse en la sala psiquiátrica, sino en una habitación de una cama individual en una sala somática, en presencia del psiquiatra tratante y tratante del paciente, y con un anestesiólogo en espera. La dosis letal requerida debe ser prescrita por el miembro del personal del departamento de psiquiatría. La Directriz IV se refiere al folleto LEIF en el que se afirma que el médico ejecutor no debe ser identificado al final del procedimiento de eutanasia, con el fin de crear una relación basada en la confianza con el paciente y garantizar que se cumplan todos los requisitos legales. Esta guía también se refiere al folleto LEIF para una correcta realización clínica de la eutanasia.

5. Control a posteriori: Presentación de informes a la Comisión Federal de Control y Evaluación de la Eutanasia

De conformidad con la Ley, la Comisión Federal de Control y Evaluación de la Eutanasia está compuesta por 16 miembros, nombrados sobre la base de su conocimiento y experiencia en cuestiones relacionadas con la eutanasia. Ocho de sus miembros son médicos, de los cuales al menos cuatro son profesores en una universidad belga. Además, cuatro de sus miembros son profesores de Derecho en una universidad belga o abogados en ejercicio, y los cuatro miembros restantes son personas que tratan con pacientes incurablemente enfermos de forma regular o cotidiana. Una directriz (V) recomienda que al menos un miembro de la Comisión debe ser psiquiatra.

La ley estipula que el médico tratante debe presentar un informe dentro de los cuatro días posteriores a la realización de la eutanasia. Este informe consta de una parte anónima y una parte con los datos identificativos de las personas implicadas. La parte anónima incluye información sobre: 1) la naturaleza de la condición que sufrió el paciente; 2) la naturaleza del sufrimiento del paciente; 3) las razones por las que este sufrimiento no pudo ser aliviado; 4) los elementos que aseguraron al médico la naturaleza voluntaria, bien considerada y repetida de la solicitud de eutanasia del paciente; 5) si se esperaba que el paciente muriera en un futuro previsible; y 6) la capacidad de todas las personas consultadas y, con respecto al médico o médicos asesores, sus calificaciones y hallazgos.

En caso de duda sobre si se cumplieron los criterios legales, la Comisión puede decidir, por decisión mayoritaria, abrir la parte que contiene los nombres y direcciones del paciente, del médico tratante, de los médicos consultados y de las demás personas consultadas. Esto permite a la Comisión solicitar al médico tratante que proporcione cualquier información del historial médico relacionada con la eutanasia. Si tras este examen la Comisión decide por mayoría de dos tercios que no se han cumplido los criterios legales, debe remitir el caso al Ministerio Público.

De acuerdo con una directriz (I), el certificado de defunción del paciente y los demás documentos que deben presentarse a la Comisión para una revisión a posteriori deben ser llenados por el psiquiatra tratante y no por ninguno de los otros médicos o profesionales de la salud involucrados. Además del documento elaborado por la Comisión que debe presentarse como informe oficial para cada uno de los casos de eutanasia realizada, la Asociación Flamenca de Psiquiatras ha desarrollado un formulario de informe adicional que podría ofrecer orientación para la toma de decisiones y el informe final sobre el procedimiento de eutanasia. Este documento, adjunto como apéndice a la guía IV, contiene preguntas que deben responderse con respecto a la integración de la información recopilada de los médicos consultados y otras personas, la evaluación de todos los criterios legales de debida atención y el resultado del procedimiento de eutanasia del paciente. El documento puede ayudar a los médicos a obtener de sus colegas médicos información esencial sobre el paciente y su deseo de eutanasia. También podría ayudar al médico tratante a completar el informe que debe enviarse a la Comisión Federal de Control y Evaluación de la Eutanasia dentro de los cuatro días posteriores a la realización de la eutanasia.

La directriz III recomienda seguir el modelo neerlandés, en el que no corresponde al médico tratante indicar la naturaleza y el contenido de los consejos obtenidos de los médicos consultados, sino que estos últimos están obligados a presentar un informe a la Comisión. Esta recomendación fue motivada por la evidencia de que en Bélgica los casos de eutanasia a veces se realizan sin tener en cuenta dos consejos negativos de los médicos consultados o en ausencia de consejos suficientes (Chambaere, Vander Stichele, Mortier, Cohen y Deliens, 2019Van Wesemael et al., 2011). Además, esta directriz pide a la FCECE que siga el ejemplo holandés y, por lo tanto, aumente la transparencia mediante: 1) informar en su sitio web datos anónimos sobre el 10% de los casos notificados de eutanasia (en proporción a los tipos de trastorno); y 2) incluir ya en la primera parte del informe los datos identificativos de los médicos involucrados, lo que permitiría a los miembros de la FCECE tener esta información sin tener que acordar primero la apertura de la segunda parte del informe.

Para una visión general de las puestas en práctica de los criterios jurídicos sustantivos y procesales, y de las adiciones a los criterios jurídicos procesales recomendados por las directrices, véanse los cuadros A y B.

6. Discusión

En los 16 años transcurridos desde la adopción de la Ley de Eutanasia belga, el número de casos de eutanasia por sufrimiento psicológico que involucran a pacientes psiquiátricos ha aumentado significativamente, al igual que el número de organizaciones sanitarias (por ejemplo, hospitales y hogares de ancianos) que han desarrollado e implementado políticas clínico-éticas escritas sobre la gestión de tales solicitudes (Gastmans, Lemiengre y de Casterlé, 2006; Lemiengre y otros, 2008, Lemiengre y otros, 2009; Lemiengre, Dierckx de Casterlé, Schotsmans y Gastmans, 2014).

Una directriz (I) que hemos analizado es un ejemplo de tal protocolo, en el sentido de que describe un procedimiento transparente a seguir para las solicitudes de eutanasia por sufrimiento psicológico. Las otras directrices discutidas en este documento son publicadas por organizaciones en el nivel intermedio entre instituciones locales específicas de salud mental, como hospitales y hogares de ancianos, y organismos generales como la Junta Nacional de Médicos Belgas. Contienen consejos prácticos detallados para interpretar y evaluar los requisitos de la Ley de Eutanasia, y para hacer frente a diversos desafíos en la práctica de la eutanasia (ver Tablas A y B).

En muchos aspectos, las directrices son más estrictas que la ley, por ejemplo, estipulando que se deben obtener al menos dos consejos positivos de al menos dos psiquiatras, exigiendo a los médicos que sigan un enfoque de dos vías y proponiendo un sistema de evaluación a priori más estricto. Aunque estas directrices contienen recomendaciones que se asemejan a las presentadas en la antigua Guía de la Asociación Psiquiátrica Holandesa, existen pequeñas diferencias, por ejemplo, con respecto a la elegibilidad de una solicitud de eutanasia si un paciente psiquiátrico rechaza opciones de tratamiento razonables, o con respecto a la participación de otras personas importantes.

Algunas guías ponen más énfasis en los aspectos prácticos de la evaluación clínica (I, II y IV), mientras que otras se centran más en una reflexión ética amplia (III y V). Algunas de las diferencias entre las directrices reflejan diferentes posturas éticas hacia la eutanasia, mientras que otras reflejan diferencias en los puntos de vista con respecto a la implementación práctica de los criterios legales de diligencia debida, por ejemplo, la participación de un Comité de Ética Hospitalaria (I) versus el establecimiento de grupos de apoyo locales y centrales (II) para la reflexión preliminar, y diferentes posturas sobre si (III), y, en caso afirmativo, en qué medida, debe ampliarse el período de espera desde la solicitud de eutanasia hasta la realización (II, IV, V).

A pesar del importante valor añadido de estas directrices, persisten algunas deficiencias, como se indica en el recuadro C. Aunque todas las directrices subrayan la importancia de una política de toma de decisiones que incluya a muchos actores (por ejemplo, los familiares del paciente y otros proveedores de atención) y aunque enfatizan la importancia de una buena atención posterior para los afligidos, no se ha prestado mucha atención a la atención posterior de los pacientes cuya solicitud de eutanasia es rechazada. Una pauta (I) remite al paciente a su médico tratante. Por el contrario, las otras pautas solo mencionan el procedimiento de derivación (¡no requerido legalmente!) en caso de objeción de conciencia por parte del médico. Esto es notable, ya que la evidencia de los Países Bajos muestra que las solicitudes de eutanasia de pacientes psiquiátricos (así como de pacientes que sufren de demencia severa y pacientes cansados de vivir) tienen muchas menos probabilidades de ser concedidas en comparación con las solicitudes de eutanasia de pacientes que sufren trastornos físicos, y que solo una minoría de médicos está dispuesta a realizar la eutanasia por sufrimiento psicológico (aunque el número aumenta con el tiempo) ( Bolt, Snijdewind, Willems, van der Heide y Onwuteaka-Philipsen, 2015Kouwenhoven et al., 2013). Por lo tanto, se necesitan respuestas bien fundadas con respecto a la atención posterior para los pacientes cuya solicitud de eutanasia no se concede. Investigaciones cualitativas recientes muestran que un deseo de muerte puede disminuir, pero rara vez desaparece, en pacientes cuya solicitud de eutanasia ha sido rechazada, sin embargo, muy pocos médicos tratantes discuten o evalúan más a fondo la ideación o situación de muerte del paciente después del rechazo (Pasman, Willems y Onwuteaka-Philipsen, 2013). Además, ninguna de las directrices aborda explícitamente cómo, y en qué medida, los médicos tratantes y / o asistentes deben manejar consejos negativos o contradictorios, o amenazas suicidas por parte del paciente en caso de rechazo.

Además, en el contexto de las objeciones de conciencia, se debe prestar atención a evitar un posible escenario de «puerta giratoria» en el que un médico tratante que se opone a la eutanasia remitiría al paciente a posibles médicos tratantes o consultados, suponiendo que se negarán o aconsejarán negativamente. Este escenario podría aumentar los sentimientos de desesperación e ideación suicida en el paciente y puede incitar a los pacientes a buscar médicos que estén dispuestos a participar en el procedimiento de eutanasia.

Otro aspecto que podría contribuir al riesgo de la puerta giratoria y de las compras por parte de los pacientes, es que diferentes pautas (algunas más restrictivas que otras) pueden poner en riesgo la uniformidad del propio enfoque del médico con respecto a la práctica de la eutanasia para el sufrimiento psicológico que involucra pacientes psiquiátricos y del derecho de igualdad de los pacientes en la atención de salud mental y que también pueden llevar a los pacientes a contactar directamente con los centros al final de la vida (que toman un enfoque más permisivo) por iniciativa propia, sin discutirlo primero con su médico tratante.

A pesar de los encomiables esfuerzos de las directrices que pueden mejorar la práctica clínica de la eutanasia, sigue existiendo una importante brecha de conocimiento sobre cuán exhaustiva y uniformemente se manejan las solicitudes de eutanasia en Bélgica. Además, no está claro cómo estas pautas están afectando la práctica de la eutanasia, y más específicamente la eutanasia para el sufrimiento psicológico. Desafortunadamente, la investigación empírica sobre la práctica de la eutanasia sigue siendo escasa y se complica por la falta de una obligación de registro (es decir, solo se requiere legalmente el registro de las solicitudes de eutanasia realizadas) (Dierickx et al., 2017). Además, excepto a partir de un estudio sobre 100 pacientes psiquiátricos en una práctica clínica privada (Thienpont et al., 2015), se sabe muy poco sobre el número de solicitudes de eutanasia concedidas, rechazadas, denegadas, en curso o retiradas (Van Wesemael et al., 2010). Esta falta de transparencia es sorprendente, especialmente teniendo en cuenta el acalorado debate. Aunque los casos de eutanasia por sufrimiento psicológico siguen siendo raros, el número está aumentando. En Bélgica, como uno de los países pioneros en la eutanasia, el escrutinio clínico y científico debe ser riguroso para mejorar la transparencia y garantizar la calidad de la práctica de la eutanasia. Por lo tanto, las directrices examinadas en este documento deben acogerse con satisfacción dado su firme compromiso de mitigar posibles abusos.

Cabe destacar que la mayoría de estas directrices solo se publicaron aproximadamente 15 años después de la adopción de la Ley de Eutanasia. Esto podría deberse al aumento de las especulaciones sobre una pendiente resbaladiza con respecto a la eutanasia basada en el sufrimiento psicológico, potencialmente relacionada con el aumento de estos casos de eutanasia desde 2008. Este aumento a su vez podría estar relacionado con el creciente número de políticas éticas hospitalarias y con la fundación de varios centros de consulta al final de la vida desde 2011, después de lo cual el número de casos de eutanasia realizada por sufrimiento psicológico se cuadruplicó. Además, el caso de eutanasia que ha sido remitido al fiscal belga en 2015, así como el fuerte desacuerdo entre algunos de los centros de consulta al final de la vida con respecto a diferentes enfoques en la gestión de las solicitudes de eutanasia (Cheng, 2017), han contribuido a la necesidad de una mayor reflexión ética y transparencia sobre la práctica clínica con respecto a la eutanasia basada en el sufrimiento psicológico ( Haekens, Calmeyn, Lemmens, Bazán y Van de Vijver, 2017).

A este respecto, las directrices pueden considerarse instrumentos potencialmente importantes para prevenir posibles abusos mediante el suministro de información y la puesta en práctica adecuada de los criterios jurídicos, la recomendación de criterios de procedimiento más estrictos y/o la adopción de decisiones prácticas paso a paso y formularios de denuncia con el fin de mejorar la calidad y la transparencia de la práctica belga de la eutanasia. Sin embargo, la pregunta sigue siendo si y en qué medida podría influir en la práctica de la eutanasia para el sufrimiento psicológico que involucra a pacientes psiquiátricos y si, paradójicamente, el desarrollo y la implementación de varias pautas diferentes pueden no lograr el objetivo de proteger el derecho de los pacientes a una consideración igual de sus intereses en este dominio específico de la atención al final de la vida. En este sentido, cabe señalar que la igualdad no requiere uniformidad de tratamiento para todos los pacientes, sino recibir un tratamiento que se ajuste al marco regulatorio y se adapte a la situación específica del paciente. Cada paciente tiene derecho a una consideración igual de sus intereses (médicos).

Un centro al final de la vida ya está colaborando con investigadores académicos para el registro longitudinal prospectivo de solicitudes de eutanasia por sufrimiento psicológico (incluidas las solicitudes de eutanasia que se llevan a cabo, se rechazan, se niegan, se continúan o se retiran). Recomendamos encarecidamente a otros centros al final de la vida que sigan este ejemplo. Además, la directriz III pide a la Comisión Federal de Control y Evaluación de la Eutanasia que aumente la transparencia. Sin embargo, la Comisión no está legalmente obligada a hacerlo y, de hecho, está instalando más barreras a la investigación. A diferencia de la situación en los Países Bajos, en Bélgica la evolución de la interpretación y la puesta en práctica de los requisitos jurídicos sustantivos y procesales, y los posibles problemas y complejidades del sistema de revisión no son objeto de investigación científica sistemática.

Además, los cuellos de botella restantes más allá de la profesión médica también deben abordarse en la agenda política y social para reducir las desigualdades socioeconómicas que pueden contribuir a un sufrimiento insoportable y pueden hacer que los pacientes consideren la eutanasia. La profesión médica no está destinada a resolver las fallas de la sociedad por medio de la eutanasia. Por el contrario, puede facilitar y mejorar la rehabilitación y la atención posterior (por ejemplo, grupos de apoyo orientados a pares para pacientes con solicitudes de eutanasia rechazadas versus retiradas o atención con cortesía).

Otra recomendación muy importante para la práctica belga sería que las organizaciones profesionales médicas (por ejemplo, la Junta Nacional de Médicos) emitan directrices en un intento de evitar cuellos de botella y cerrar lagunas, en lugar de confiar en enfoques ascendentes (por ejemplo, iniciativas de hospitales y hogares de ancianos) que podrían impedir la uniformidad, transparencia y calidad de la práctica de la eutanasia.

En cuanto a esto último, estas pautas se establecen para evaluar la solicitud de eutanasia, y para gestionar el procedimiento de eutanasia, de pacientes que sufren principalmente trastornos mentales graves. Cabe destacar que los trastornos mentales pueden variar mucho, especialmente porque el DSM-5 actual indica que existe una base científica insuficiente para hacer distinciones en el tipo de trastornos mentales a través del sistema multiaxial.

Como consecuencia, se abandonó la distinción anterior entre el Eje I (todos los trastornos psiquiátricos clínicos, excepto los trastornos de la personalidad y el retraso mental) y el Eje 2 (trastornos de la personalidad y retraso mental). Los trastornos mentales también pueden variar mucho de paciente a paciente, incluso entre aquellos que son diagnosticados con los mismos trastornos. Además, debido a la variedad en la gravedad de los trastornos mentales, el tratamiento del paciente puede tener lugar en una variedad de entornos (tratamiento psiquiátrico ambulatorio o ambulatorio ambulatorio versus residencial) en ausencia de un enfoque único para todos. En consecuencia, las directrices se refieren a la evaluación de todos los pacientes psiquiátricos, independientemente de la naturaleza de su trastorno psiquiátrico (sin distinción explícita entre los antiguos trastornos de los Ejes I y II) o del entorno de tratamiento, pero excluyendo los trastornos neuropsiquiátricos (por ejemplo, demencia) y sin tener en cuenta la situación particular de retraso mental y personas internadas involuntariamente.

Como se menciona en algunas de las directrices (II y IV), es necesario hacer una distinción entre la solicitud de eutanasia y el procedimiento que involucra a pacientes que sufren trastornos psiquiátricos y aquellos que sufren trastornos neuropsiquiátricos (por ejemplo, demencia). Creemos que es necesario hacer otra distinción, y por lo tanto se necesita una directriz adicional, con respecto a los pacientes psiquiátricos que están internados involuntariamente (por ejemplo, en prisión). Como los presos tienen los mismos derechos a la atención médica que cualquier otro ciudadano belga, esto implica que también pueden solicitar y morir mediante la eutanasia. Además, ya se han realizado eutanasias en las instalaciones médicas de las cárceles belgas, basadas en un cáncer terminal. Sin embargo, durante la última década, se registraron 20 solicitudes de delincuentes con enfermedades mentales que se basaron principalmente en el sufrimiento psicológico (Gutwirth, Devynck, Lemmens, Distelmans y Snacken, 2015Witkowski, Hudson, Batson, Moore y Mitchell, 2017). Tales solicitudes plantean dilemas éticos y legales adicionales que deben ser discutidos más a fondo y abordados adecuadamente en directrices adicionales.

En cuanto al valor de estas directrices en un contexto internacional, no se puede transponer fácilmente las directrices existentes de una jurisdicción a otra. Esto no solo se debe a los requisitos legales ligeramente diferentes (por ejemplo, criterios de elegibilidad, garantías procesales y requisitos de presentación de informes) con respecto a este contexto específico de atención al final de la vida. La interpretación de estas pautas para Canadá y otros países que podrían estar considerando la eutanasia u otros medios de muerte médicamente asistida también debe tener en cuenta las características del sistema de salud y el marco regulatorio, así como las diferencias en cultura, geografías y demografía.

Sin embargo, hay lecciones que se pueden aprender de la situación belga, aparte del enfoque de arriba hacia abajo para abordar la gran necesidad de directrices para elaborar y poner en práctica los criterios jurídicos. Por ejemplo, se necesitan más salvaguardas incorporadas para mejorar el bienestar del paciente después del rechazo y para proteger a los médicos involucrados de un posible escenario de pasar la pelota y la puerta giratoria.

Agradecimientos

Los autores desean agradecer al Dr. Julian Cockbain por su ayuda con la edición del idioma.

Financiación

MV está financiado por la Fundación de Investigación de Flandes a través de un proyecto de investigación (G017818N) y una beca de doctorado (1162618N).

Esta investigación no recibió ninguna subvención específica de agencias de financiación en los sectores público, comercial o sin fines de lucro.

Contribución del autor

MV y SS diseñaron el marco de este estudio de revisión crítica, con aportes de todos los autores.

SS redactó la lista de todos los criterios jurídicos sustantivos y procesales. MV redactó una llamada «versión esqueleto», en la que se anotó y resumió cada pieza de información sobre los criterios legales y sobre posibles criterios adicionales de diligencia debida discutidos en las directrices. MV y KVA escribieron los primeros borradores con la reflexión crítica punto por punto sobre los criterios con aportes de todos los autores. Todos los autores realizaron una revisión crítica del manuscrito final.

Apéndice A. Datos suplementarios

Descargar todos los archivos complementarios incluidos en este artículo¿Qué es esto?

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RECUADRO A. Criterios de diligencia debida para la eutanasia por sufrimiento psicológico (Ley belga sobre la eutanasia de 2002)

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RECUADRO B. Cinco organizaciones y sus directrices y procedimientos propuestos con respecto a las solicitudes de eutanasia por sufrimiento psicológico.

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RECUADRO C. Cuestiones que no se han abordado (adecuadamente).

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Cuadro A. Funcionamiento de los requisitos jurídicos sustantivos y procesales.

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Tabla B. Adiciones a los criterios procesales para la eutanasia en la Ley belga de eutanasia.

Referencias

Citado por (30)



L’Encéphale

Volumen 49, Número 3, junio 2023, páginas 325-327

L'Encéphale

ComentarioEl nuevo Código de Ética de la Asociación Mundial de Psiquiatría: Una nueva mirada a las cuestiones éticas de la profesión psiquiátrica

autor S. Richa un, , , , , N. Diab bN. Richa cD. Choueifati dN. Choucair-Alam eM. Scheuer fMostrar másAñadir a MendeleyCompartirCitar

https://doi.org/10.1016/j.encep.2022.12.001Obtener derechos y contenido

Abstracto

Este artículo desarrolla el nuevo Código de Ética de la WPA que se desarrolló en 2020. Sucede a la Declaración de Hawái de 1977 y a la Declaración de Madrid de 1996. El Código se divide en cuatro secciones que cubren la práctica de la psiquiatría en la práctica clínica, la educación, la investigación y la publicación, así como la salud mental pública. Discutiremos las nuevas cuestiones éticas que este Código plantea en paralelo con el desarrollo de la psiquiatría y el papel de los psiquiatras en la sociedad en los últimos años.

Currículum

Introducción

La profesión de psiquiatría tiene muchos problemas éticos y desafíos que surgen en la práctica clínica diaria [1].

Muchas organizaciones psiquiátricas profesionales han adoptado cartas, convenciones y reglas de ética para la profesión. Entre estas organizaciones, la Asociación Mundial de Psiquiatría (WPA) es una organización paraguas de 140 sociedades psiquiátricas nacionales de más de 120 países que representan a más de 250.000 psiquiatras [2].

A la luz del nuevo código de ética desarrollado por la WPA, discutiremos la evolución de los estándares éticos adoptados por la WPA de 1977 a 2020 en paralelo con la progresión de ideas en la atención de la salud mental, pero también en términos de educación sobre salud mental en salud pública y con respecto a la investigación y publicación de trabajos científicos.

Fragmentos de sección

Las Declaraciones de Hawaï y Madrid

En 1977, durante su Asamblea General, la WPA adoptó una declaración, conocida como la «Declaración de Hawai», que incluye diez puntos.

Esta declaración simplemente explica los principios éticos de respeto por la autonomía y la beneficencia, y acerca la rama de la psiquiatría lo más posible al núcleo común de la medicina [3].

Además, establece normas para las intervenciones coercitivas. En el contexto de la época, la Declaración de Hawai insistió en rechazar el mal uso de la psiquiatría en ciertos

El nuevo Código de Ética de WPA

Al publicar este documento, la WPA generalmente reconoce que la ética psiquiátrica es parte de la ética de la profesión médica en su conjunto, con consideraciones adicionales específicas para la práctica de la psiquiatría, y basa este Código en su creencia en la universalidad de los principios éticos para la práctica de la psiquiatría. Este nuevo Código tiene por objeto orientar la práctica ética de la psiquiatría proporcionando un enfoque integral de las cuestiones éticas de la profesión.

El Código se divide en cuatro

Discusión

Muchos de los elementos descritos en el nuevo Código WPA ya se han desarrollado en códigos WPA anteriores y son ampliamente compartidos por la comunidad psiquiátrica internacional, como la autonomía del paciente, el consentimiento para la atención, las nociones de justicia, beneficencia y no maleficencia [10].

Sin embargo, hay algunas características nuevas en este Código que vale la pena señalar.

La inclusión de las familias y cuidadores en el cuidado de los pacientes. Varias publicaciones anteriores habían hecho hincapié en el papel de las familias y otros cuidadores en el

Conclusión

Este nuevo Código destaca ciertas características de la profesión de psiquiatra, que hemos desarrollado anteriormente. Consolida, en un solo documento, todos los aspectos fundamentales y prácticos de la profesión: se establecen, explican e ilustran los principios; Los diversos aspectos de la práctica se examinan en detalle. Esto pone así una herramienta de referencia completa en manos de los psiquiatras. Se centran en ciertas cuestiones nuevas que surgen de la evolución de la práctica psiquiátrica. El WPA 

Divulgación de intereses

Los autores declaran que no tienen ningún interés contrapuesto.

Referencias (19)

  • M. Verhofstadt et al.Pacientes psiquiátricos que solicitan la eutanasia: pautas para una toma de decisiones clínicas y éticas sólidasInt J Law Psiquiatría(2019)
  • N. SartorioLa ética y las sociedades del mundo
  • Asociación Mundial de Psiquiatría(2020)
  • Declaración de HawáiJ Med Ética(1978)
  • H. Helmchen et al.De la declaración de Hawái a la declaración de MadridActa Psiquiatría Scand(2000)
  • Asociación Mundial de Psiquiatría(2020)
  • Declaración de Atenas(1989)
  • La protección de las personas con enfermedades mentales y el mejoramiento de la atención de la salud mental: resolución 46/119 aprobada por la Asamblea General(1991)
  • Declaración de Madrid(1996)

Hay más referencias disponibles en la versión de texto completo de este artículo.


10
Jun
23

Cinco razones por las que Adam Smith sigue siendo el economista más importante de Gran Bretaña, 300 años después

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La estatua de Adam Smith de 2008 del principal escultor monumental de Escocia, Alexander Stoddart, fuera de la catedral de St Giles en Edimburgo. Foto: Marvin Sacdalan on Pexels.com

Autor

  1. Anna PlassartProfesor Titular de Historia, The Open University

Declaración de divulgación

Anna Plassart no trabaja, consulta, posee acciones ni recibe fondos de ninguna empresa u organización que se beneficie de este artículo, y no ha revelado afiliaciones relevantes más allá de su nombramiento académico.

El 5 de junio de 2023 marca el 300 aniversario del nacimiento de Adam Smith, el economista británico del siglo XVIII ampliamente aclamado como el padre de la economía moderna.

Nacido en Kirkcaldy, en la costa este de Escocia, Smith estudió en la Universidad de Glasgow y en el Balliol College de Oxford (en el que no tenía muy buena estima), antes de convertirse en profesor de filosofía moral en Glasgow. Era un hombre tranquilo y sin pretensiones, que solo viajaba cuando acompañaba a un estudiante en una gira por Europa en la década de 1760. Murió en Edimburgo en 1790.

Una placa histórica.
Una placa en Kirkcaldy High Street. James Eaton-LeeCC BY-SA

A pesar de vivir una vida sin incidentes, Smith es considerado una figura central en la Ilustración escocesa. Su libro La riqueza de las naciones, publicado en 1776, sigue siendo uno de los libros más influyentes jamás escritos, solo superado por El Capital de Karl Marx como la obra más citada de la economía clásica de todos los tiempos.

Como muestra mi investigación, Smith es mucho más que el «padre de la economía». Fue filósofohistoriador y teórico político. El trabajo de su vida se dedicó a resolver las consecuencias morales, sociales y políticas, tanto buenas como malas, de la economía capitalista e industrial emergente en la Gran Bretaña de finales del siglo 18. Aquí hay cinco razones por las que sigue siendo el economista más importante de Gran Bretaña.

Un retrato histórico de un hombre.
El retrato Muir de Adam Smith, c 1800, artista desconocido. Galería Nacional de Escocia

1. Inventó conceptos económicos fundamentales

Entre los conceptos que Smith ideó, o ayudó a popularizar, están la productividad, los mercados libres y la división del trabajo. Su uso de «la mano invisible» para describir los mecanismos invisibles que regulan la economía de mercado sigue siendo una metáfora central en el pensamiento económico contemporáneo.

En el siglo 19, los economistas inspirados por Smith, incluido David Ricardo, sentaron las bases de la economía como la disciplina que conocemos hoy, formalizando el razonamiento económico en lenguaje matemático. La discusión innovadora de Smith sobre las reglas de la oferta y la demanda anticipó el modelo económico del equilibrio general. Su teoría del crecimiento económico también inspiró a economistas posteriores como John Maynard Keynes a desarrollar la noción de producto interno bruto.

2. Tiene seguidores de culto

Smith ya era famoso en su vida, incluso antes de publicar La riqueza de las naciones. Como profesor de filosofía moral en la Universidad de Glasgow entre 1753 y 1763, su reputación atrajo a estudiantes de lugares tan lejanos como Rusia.

Sin embargo, en el siglo 20, se convirtió en una especie de héroe para los defensores de los mercados libres. Un influyente think tank fundado en la década de 1970, el Instituto Adam Smith, dedicado a la búsqueda del liberalismo económico, lleva su nombre. Y como primera ministra, Margaret Thatcher supuestamente llevaba una copia de La riqueza de las naciones en su bolso.

Smith es ampliamente celebrado, a menudo por personas que no han leído todas sus obras, como un profeta del individualismo y el neoliberalismo. La gente lo ve como el hombre que previó el surgimiento del capitalismo industrial y proporcionó argumentos definitivos contra la idea de la interferencia del gobierno. Esto, sin embargo, es una caricatura de sus escritos.

La riqueza de las naciones no era una celebración del individualismo. Smith era muy consciente de los peligros e inconvenientes del capitalismo desenfrenado. De hecho, argumentó que la intervención gubernamental era necesaria para mantener las desigualdades económicas bajo control. También abogó por romper los monopolios, proporcionar obras públicas como carreteras y puentes, y educar a las clases medias.

Un grabado de una escena callejera histórica.
Trongate, una de las calles más antiguas de Glasgow, durante finales del siglo 18. De Luan/Alamy

3. Fue el primer escocés en aparecer en un billete inglés

Entre 2007 y 2020, Smith apareció en billetes ingleses de £ 20. Era un escocés orgulloso, un nativo de Kirkaldy que pasó sus años de formación en Glasgow.

Tras la unión de Escocia con Inglaterra en 1707, Glasgow estaba afirmando su lugar como una rica ciudad de comerciantes. La ciudad se estaba beneficiando del acceso al creciente imperio comercial de Gran Bretaña, y en la década de 1740 se había convertido en el centro de una próspera red comercial con América del Norte y el Caribe.

En la Universidad de Glasgow, Smith enseñó a los hijos de ricos comerciantes de azúcar y tabaco y propietarios de plantaciones de mano de obra esclava. Dominaron la política local, invirtieron su dinero en el transporte marítimo y el nuevo desarrollo industrial, y estaban reconstruyendo Glasgow en una imponente ciudad de piedra.

4. Era un erudito

En sus clases de Glasgow, Smith dio conferencias sobre filosofía moral, un tema amplio de humanidades, que en la Escocia del siglo 18 incluía temas tan variados como la moral, la política, la religión, la economía, la jurisprudencia y la historia.

Reelaboró algunas de estas conferencias universitarias en un exitoso libro, La teoría de los sentimientos morales. Publicado en 1759, esto lo convirtió en un nombre familiar en toda Europa.

Hoy en día, el libro es recordado principalmente por los historiadores. Pero Smith creía que su principal logro era enseñar a los jóvenes escoceses cómo vivir una vida buena y ética. Hacia el final de su vida, escribió al director de la Universidad de Glasgow que sus 13 años como profesor de filosofía moral habían sido «el período más feliz y honorable» de su vida.

5. Su legado es controvertido

Las teorías económicas de Smith han inspirado a una larga línea de economistas de libre mercado, pero también influyeron en la crítica de Marx al capitalismo. Marx admiraba los intentos de Smith de analizar los nuevos modos de producción que estaban surgiendo en la temprana Gran Bretaña industrial, así como su teoría innovadora de que la riqueza estaba relacionada con el trabajo.

Incluso hoy en día, el legado de Smith es reclamado tanto por los neoliberales (que enfatizan su defensa del libre comercio) como por los izquierdistas (que enfatizan sus puntos de vista sobre las trampas de las economías capitalistas). Pero Smith habría estado desconcertado por los intentos modernos de clasificarlo como de derecha o izquierda. Simplemente estaba estudiando el mundo cambiante en el que vivía: una sociedad industrial temprana que estaba cada vez más involucrada en el colonialismo y el comercio global. Es hora de recuperar el legado de Smith de los economistas y celebrarlo como un observador astuto de la modernidad emergente de Europa.

Se publica bajo licencia C.C. Fuente:theconversation.com

08
Jun
23

Cómo el capitalismo redefinió la virtud masculina

  • 1913 hombres

Por Ryan McMaken

Uno de los principales frentes en la actual guerra cultural en los Estados Unidos es el debate sobre la «masculinidad». Ciertos rincones de la izquierda nos dicen que la «masculinidad tóxica» es algo terrible. Sin embargo, a menudo no está claro si la masculinidad es en sí misma necesariamente tóxica, o si la masculinidad tóxica es solo un tipo de masculinidad. Cómo se define la masculinidad es esencial para el debate, y cada experto quiere definirlo a su manera. Por lo tanto, David French, en su columna del 28 de mayo para The New York Times, explica que los conservadores están «totalmente equivocados sobre la masculinidad» en gran parte porque emplean una definición defectuosa de la misma. Mientras tanto, el senador de Missouri Josh Hawley ha publicado un libro completo sobre «hombría» y «las virtudes masculinas», proporcionando sus propias definiciones. Por su parte, la Asociación Americana de Psicología nos dice que la «masculinidad tradicional» está «marcada por el estoicismo, la competitividad, el dominio y la agresión» y es «en general, dañina».

Si bien este desacuerdo sobre lo que constituye la masculinidad puede parecer exclusivo de las guerras «despiertas» del siglo XXI, resulta que esta falta de acuerdo general sobre lo que constituye la virtud masculina no es nueva. Históricamente, la visión de la masculinidad estaba formada por las opiniones de la guerra, la familia, el estado y la economía. Una sociedad que ve las aventuras militares como la forma más virtuosa de servicio a la sociedad es probable que tenga una visión muy diferente de la masculinidad que una sociedad que ve la familia, la paz y la riqueza como los bloques de construcción más importantes de la civilización. La religión también importa. Un cristiano del primer siglo definió la virtud masculina de una manera que era profundamente diferente de la de un pagano griego.

No es sorprendente, entonces, que encontremos que los teóricos sociales y los ideólogos del siglo XIX a menudo lucharon por lo que constituían las virtudes masculinas. A medida que se extendía la civilización burguesa, capitalista e industrial, sus defensores, conocidos como liberales o «liberales clásicos», difundieron sus propias nociones de virtud que a menudo estaban en desacuerdo con los ideales preindustriales y agrarios más antiguos.

A finales del siglo XIX, las líneas de batalla se estaban trazando: algunos argumentaron que la masculinidad todavía se definía por la caza, las hazañas de fuerza física y el «servicio» militar. Este punto de vista fue impulsado por hombres como Theodore Roosevelt y aquellos que idealizaron la frontera occidental, como Owen Wister, autor de la novela muy influyente, The Virginian. Según esta filosofía, la única manera de convertirse en un «hombre de verdad» era pasar tiempo lejos de la «civilización» en la frontera, disparando a los bisontes o a los miembros de la población indígena. Esta «cura del oeste«, como se la conocía, supuestamente curaría a los hombres de sus hábitos más efímeros aprendidos en entornos domésticos de las ciudades y pueblos.1 

En el otro lado del debate a menudo estaban los liberales que rechazaban estas nociones más tradicionalistas de masculinidad, y en su lugar sugerían que la verdadera hombría se aprendía practicando virtudes burguesas como la prudencia, el ahorro y la devoción a la vida familiar. A la vanguardia de este debate estaba el liberal de laissez-faire William Graham Sumner. Sumner dudaba de que la hombría se aprendiera a través del diletantismo rural cuando la civilización real estaba siendo construida por los hombres que estaban haciendo el arduo trabajo de administrar negocios, ahorrar dinero, apoyar a las familias y educar a los niños.

La visión de Sumner de las «virtudes industriales»

Sumner está hoy quizás más estrechamente asociado con la idea del «darwinismo social». Esta etiqueta, como señala David Gordon, es una difamación empleada por los enemigos de Sumner y su marca de liberalismo burgués y capitalista. Sumner es difamado de esta manera como parte de un esfuerzo por retratar a los partidarios de la libertad de mercado como desalmados e indiferentes al destino de aquellos que pierden en un sistema supuestamente despiadado que está orientado solo hacia la «supervivencia del más apto». En verdad, Sumner era un entusiasta partidario de la ayuda mutua, la devoción familiar y la cooperación voluntaria. Simplemente se opuso a la planificación estatal en estas áreas. Además, según el historiador Bruce Curtis, Sumner era fundamentalmente un victoriano que suscribía el «ideal victoriano tardío» de la «familia como centro de amor, un retiro de las duras luchas del mundo». Este punto de vista también informó los puntos de vista de Sumner sobre el papel de la familia dentro de una sociedad capitalista industrial que Sumner creía que podría aprovecharse para mejorar en gran medida la condición humana.

En conjunto, esto significaba que el hombre ideal, en lugar de correr a la frontera para satisfacer las fantasías primitivistas sobre el aire libre, aprendería mejor la virtud a través del servicio a la familia a través de habilidades que aumentaron la prosperidad y la seguridad dentro de una economía moderna. Curtis resume el pensamiento de Sumner:

Como hombre privado y público, Sumner exhibió una serie de rasgos de personalidad que se reducen al autocontrol disciplinado y la masculinidad. … Ese énfasis ha sido reconocido en la ética de una clase capitalista media en ascenso, que, por un sentido del deber moral y el reconocimiento de que tal curso conducía al éxito y la respetabilidad, idealizó la gratificación retrasada tanto en asuntos económicos como sexuales e intentó seguir un patrón de vida racionalizado dentro del marco establecido por el capitalismo de propiedad privada y el privado. Familia monógama y urbana.2

Sumner reconoció que en tiempos preindustriales, obtener y mantener la riqueza a menudo dependía de la habilidad para emplear la violencia, el robo y la dominación física de los demás. Siglos de industrialización, sin embargo, cambiaron todo eso, y movieron a la sociedad más hacia el modelo preferido de sociedad de Sumner, que era la unidad familiar cooperativa. En el siglo XIX, la economía de mercado cada vez más sofisticada requería algo así como un nuevo modelo de hombría, y un desprecio por lo que muchos tradicionalistas todavía consideraban como las virtudes más varoniles que se encuentran en las actividades militaristas. Sumner no fue el único en ver esta yuxtaposición entre dos conjuntos de valores. Curtis continúa:

Sumner aceptó una distinción del siglo XIX entre «militarismo» e «industrialismo». El militarismo alentó las tendencias sociales atávicas: la guerra y el imperialismo; estructuras jerárquicas de clases; gobiernos monárquicos y absolutistas; actitudes románticas, caballerescas y gloriosas; sumisión a la autoridad y costumbre tradicionales. Por el contrario, el industrialismo fomentó cualidades admirables de la «alta civilización» contemporánea: industria pacífica dentro del capitalismo de libre empresa; el republicanismo laissez-faire que protegía la libertad bajo la ley; Una sociedad de clase media que defendía la educación popular, la ciencia, la racionalidad, el matrimonio monógamo y la familia. La lección clave fue que el largo ascenso del hombre del salvajismo a la civilización había sido logrado, no por individuos solitarios, sino cooperativamente, socialmente. Según la sociología de Sumner, la sociedad comenzó dentro de la familia primitiva.3

Por «industrialismo», no se refería simplemente a las personas que trabajaban en fábricas de lo que hoy consideramos un entorno industrial. Más bien, el industrialismo era el nuevo orden basado en el mercado que se centraba principalmente en el comercio, la acumulación de capital y los contratos como el camino hacia la riqueza. Como escribió el propio Sumner, fue este nuevo sistema el que finalmente permitió a los hombres recurrir a medios más pacíficos para mejorar la situación de uno:

Lo que hace la libertad civil es convertir la competencia del hombre con el hombre de la violencia y la fuerza bruta en una competencia industrial bajo la cual los hombres compiten entre sí por la adquisición de bienes materiales por la industria, la energía, la habilidad, la frugalidad, la prudencia, la templanza y otras virtudes industriales. Bajo este orden cambiado de cosas, las desigualdades no se eliminan. La naturaleza todavía le otorga recompensas de tener y disfrutar, de acuerdo con nuestro ser y hacer, pero ahora es el hombre del más alto entrenamiento y no el hombre del puño más pesado quien obtiene la recompensa más alta.

Para Sumner, la fuerza más «civilizadora» podría encontrarse en la necesidad de tener éxito en una economía libre al servicio de la familia:

El valor y la importancia de los sentimientos familiares, desde un punto de vista social, no pueden ser exagerados. Imponen el autocontrol y la prudencia en sus aspectos sociales más importantes, y tienden más que cualquier otra fuerza a mantener al individuo a la altura de las virtudes que hacen al hombre sano y al miembro valioso de la sociedad. … La defensa del matrimonio y la familia, si se comprendiera mejor su valor sociológico, sería no sólo instintiva sino racional. La lucha por la existencia con la que tenemos que lidiar debe entenderse, entonces, como la de un hombre para sí mismo, su esposa y sus hijos.

Aprender las lecciones equivocadas sobre la hombría

Sumner también vio amenazas considerables a su estructura social ideal de mercados al servicio de la familia. Él creía que aquellos que alentaban a los hombres (y niños) a entregarse a la agresión, el consumo inmoderado y la anarquía hacían un gran perjuicio no solo a los hombres, sino a aquellos que dependían de los hombres, es decir, esposas e hijos. En un ensayo de 1880 titulado «Lo que nuestros muchachos están leyendo«, Sumner castiga a los escritores, editores y editores de cierta «literatura periódica para niños» que Sumner describe como

ya sea intensamente estúpido, o condimentado en el más alto grado con sensación. Las historias son sobre la caza, la guerra india, la vida desesperada de California, los piratas, la aventura en el mar salvaje, los salteadores, los crímenes y los horribles accidentes, los horrores (torturas e historias de serpientes), los jugadores, los chistes prácticos, la vida de los niños vagabundos y el comportamiento salvaje de los jóvenes disipados en las grandes ciudades. Este catálogo es exhaustivo, no hay otras historias. El diálogo es corto, nítido y continuo. Se rompe por el mínimo de descripción y por la no predicación. Es casi enteramente en la jerga del tipo más exagerado, y de todas las variedades: la del mar, de California y de Bowery; de negros, «holandeses», yanquis, chinos e indios, por no hablar de una veintena de las ocupaciones más irregulares y cuestionables jamás seguidas por hombres.

Sumner, por supuesto, está hablando de las llamadas novelas de diez centavos o «papeles de cuentos» de la época que muy a menudo predicaban su propia versión de la «Cura del Oeste» a sus jóvenes lectores. Es decir, esta literatura instruyó al lector que la mejor manera de ser «varonil» era evitar la vida doméstica y burguesa de la familia y la prudencia, y en su lugar abrazar algo completamente diferente. Como dice Sumner, las peligrosas lecciones dentro de las páginas de estas revistas enseñaron a los niños que:

Lo primero que un niño debe adquirir es fuerza física para fines de lucha. Las hazañas de fuerza realizadas por estos jóvenes en combate con hombres y animales son ridículas en extremo. En cuanto a los detalles, prevalece el supuesto código de brutalidad inglesa, especialmente en las historias que tienen color local inglés, pero siempre se mezcla con el código del revólver, y en muchas de las historias este último se enseña en su plenitud. Estos jóvenes generalmente llevan revólveres y los usan a su buena discreción; Todo joven que aspire a la hombría debe obtener y llevar un revólver. …

La vida hogareña tranquila es estúpida y poco masculina; Los niños criados en ella nunca conocen el mundo o la vida. Tienen que trabajar duro e inclinarse ante las falsas doctrinas que los párrocos y maestros en alianza con los padres han inventado contra los niños. Para convertirse en un verdadero hombre, un niño debe romper con la respetabilidad y unirse a los vagabundos y a la multitud de oleaje. Ningún buen joven que conozca la vida necesita preocuparse por la ley, y mucho menos la policía; estos últimos son todos estúpidos leones. … Las simpatías de un joven varonil están con criminales contra la ley, y oculta el crimen cuando puede.

Para muchos lectores modernos, Sumner tal vez parezca un moralista agotador en estos pasajes. Sin embargo, la agitación de Sumner sobre el tema refleja su verdadera preocupación por los estadounidenses de clase media y clase trabajadora que creía que tenían la oportunidad de participar en los beneficios de una economía de mercado moderna. Al rechazar las virtudes industriales, Sumner creía que estos hombres habían desperdiciado la oportunidad y se habían condenado a las dificultades al abrazar una ética infantil de autoindulgencia. En términos generales, lo que era cierto entonces sigue siendo cierto ahora: una vida de agresión, mujeriego y vagabundeo inestable, aunque considerada «masculina» por algunos, no es exactamente una receta para el tipo de seguridad financiera y familiar de la clase media que los liberales pensaban deseable y ampliamente alcanzable.

Sumner puede haber encontrado esta «literatura de niños» especialmente irritante dado que la literatura existía en el momento en que promovía las virtudes domésticas y burguesas que él favorecía. Desafortunadamente, esta literatura estaba generalmente dirigida a las niñas, libros más en la línea de Ana de las Tejas Verdes de 1908 (todavía popular y completamente entretenida) y sus secuelas.

No obstante, uno puede ver el punto de Sumner. Si enseñar valores como la prudencia, el ahorro y el autocontrol son las claves para formar los tipos de hombres más deseables, entonces las novelas de diez centavos que promueven la violencia y la versión del siglo XIX de la «vida furgoneta» no son deseables.

En este núcleo de todo esto, sin embargo, no está la masculinidad por sí misma. Sumner considera que el modelo moderno, industrial y post-militarista de masculinidad es fundamental para construir la familia que está en el centro de una sociedad próspera, libre y civil.

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Autor:

Contacta con Ryan McMaken

Ryan McMaken (@ryanmcmaken) es editor ejecutivo del Instituto Mises. Envíele sus envíos de artículos para Mises Wire and Power and Market, pero lea primero las pautas del artículo. Ryan tiene una licenciatura en economía y una maestría en políticas públicas y relaciones internacionales de la Universidad de Colorado. Fue economista de vivienda para el estado de Colorado. Es autor de Breaking Away: The Case of Secession, Radical Decentralization, and Smaller Polities and Commie Cowboys: The Bourgeois and the Nation-State in the Western Genre.

Fuente: mises.org

07
Jun
23

Cómo el Partido Comunista Chino y Silicon Valley trabajan por un futuro posthumano

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Ensayo
NUSO Nº 305 / Mayo – Junio 2023

Giuliano da Empoli

Pese a situarse en orillas opuestas del actual enfrentamiento geopolítico, los puntos de contacto entre la visión del mundo de Silicon Valley y la del Partido Comunista chino son demasiado evidentes como para ignorarlos. No se trata de una mera coincidencia, sino de una convergencia estructural. En ambos casos, se avanza hacia una época en la que la autonomía del sujeto y la libertad habrán desaparecido. 

Cómo el Partido Comunista Chino y Silicon Valley trabajan por un futuro posthumano

Con sus semáforos inteligentes, sus detectores de contaminación bien ajustados y su excitante aspecto futurista, la smart city solo mostró su verdadero rostro cuando fue demasiado tarde.

Un día de agosto de 2019, los habitantes de Hong Kong descubrieron para qué servían realmente las cámaras térmicas y los detectores bluetooth, los sensores de estacionamiento y los puntos de acceso a wi-fi. Entonces, empezaron a envolver sus documentos de identidad en papel de aluminio, a quitarles las baterías a sus teléfonos y a engañar a las cámaras apuntando con sus punteros láser.

La movilización de Hong Kong contra la toma gradual de la antigua colonia británica por parte del Partido Comunista chino ha producido varias imágenes icónicas. Una de ellas muestra a un manifestante mientras ataca con una sierra eléctrica una de las nuevas «farolas inteligentes» que instaló la administración municipal. La imagen comienza con una ráfaga de chispas, y luego otros manifestantes ponen un lazo alrededor del poste de la farola y, finalmente, lo derriban entre los gritos de triunfo de la multitud. Un triste destino para un artefacto que debía hacer a los ciudadanos «más felices, más sanos, más inteligentes y más prósperos», tal y como se puede leer en el Smart City Blueprint que la administración de Hong Kong publicó en 20171. Sin embargo, es posible que este vuelco de Hong Kong tenga algo esencial que decirnos sobre la verdadera naturaleza de la época en que vivimos.

La crisis del covid-19 no se parece tanto a una revolución como a una revelación: evidenció y aceleró tendencias que ya se manifestaban a escala mundial, pero que aún no se percibían. Aunque ya llevaba cierto tiempo en marcha, la aparición de China como una verdadera potencia antagonista, portadora de una alternativa global a la democracia liberal de estilo occidental, se hizo evidente.

Durante la crisis sanitaria, la guerra de relatos entre Estados Unidos y China adquirió proporciones sin precedentes. No se trataba solo de «contar bien la versión de China», como deseaba el presidente Xi Jinping, a través de la red mundial de medios de comunicación oficiales financiados por el Partido, sino también de retomar las técnicas de guerra de la información familiares al régimen de Vladímir Putin, consistentes en la difusión de noticias falsasy teorías conspirativas en las redes sociales.

Del lado estadounidense, tras los exabruptos de Donald Trump sobre el «virus chino», Joe Biden retomó a su vez la lógica de la confrontación total, que estructuró, por ejemplo, su gran discurso ante el Congreso el 28 de abril de 2021. Prefigurando un enfrentamiento histórico entre la democracia y la autocracia, el presidente de eeuu convocó a una «cumbre de la democracia» para unir las fuerzas de los países que se oponen al desafío del autoritarismo. En síntesis, eeuu contra China. «Las otras [fuerzas, como Rusia y Europa] son las verduras», citando al general Charles de Gaulle.

El secreto de lo digital

Sin embargo, Hong Kong y los dispositivos benévolos de la smart city global, que se convierten en herramientas de represión, dan cuenta de una historia más compleja. No es un caso aislado ni mucho menos: la duplicidad que caracteriza estas infraestructuras urbanas está en todas las tecnologías digitales. Hasta ahora, estábamos acostumbrados a que la función real de las herramientas coincidiera con su función aparente: un martillo sirve para clavar un clavo; un reloj, para dar la hora; una aspiradora, para aspirar el polvo. Sin embargo, las herramientas digitales, que se han convertido en una parte esencial de nuestras vidas, están cambiando este panorama.

La verdadera función de Google no es buscar información en internet. La verdadera función de Facebook no es permitir que los amigos se mantengan en contacto. La verdadera función de Tinder no es ayudar a los solteros a pasar un buen rato. La verdadera función de estas miles de herramientas, de las que dependemos cada vez más, es recolectar datos, es registrar nuestros comportamientos y preferencias en línea para monetizarlos.

Cuanto más tiempo pasa, más se adueña esta duplicidad de nuevos territorios y doblega a su lógica instrumentos hasta entonces inocentes. En el mundo de la internet de las cosas, la verdadera función de una aspiradora ya no será limpiar, sino captar datos sobre nuestro hogar, al igual que el valor real de una cama o un automóvil, que estará más relacionado con su conocimiento de nuestros hábitos que con su uso tradicional.

Esta dinámica es ya lo suficientemente conocida como para que no sea necesario insistir en ella2. Lo realmente interesante es que estos hechos, aunque estén bien documentados y sean objeto de una amplia literatura de denuncia, no despiertan la preocupación de los usuarios. Y, lo que es peor, cuando hay revuelo, esa angustia se dirige contra herramientas que cumplen supuestamente la función contraria: por ejemplo, las protestas recientes contra los pases sanitarios en Europa se están organizando en las redes sociales con las que Mark Zuckerberg pretende crear un metaverso.

Todas las encuestas indican que la gran mayoría es relativamente indiferente al hecho de ser vigilada y al uso de sus datos personales. Y esto no se debe tanto a una ignorancia del fenómeno ni de sus resortes, sino a otra razón mucho más decisiva: la comodidad. El entorno confortable que garantizan las nuevas herramientas digitales es el bien supremo a cambio del cual la privacidad parece un sacrificio insignificante. La fluidez, el placer garantizado de una vida sin fricciones sobre la que nos deslizamos como patinadores sobre hielo, la guía de algoritmos que liman las asperezas y muestran el camino son la gran promesa de la vida digital. He aquí la razón por la que su alcance es tan poderoso y resiste toda crítica: como bien ha explicado el filósofo Mark Hunyadi, «en el sentido más amplio, el motor de la expansión digital es fundamentalmente libidinal: se mueve hacia el deseo, apunta al deleite, proporciona placer»3. Hasta ahora, este fenómeno ha demostrado ser lo suficientemente poderoso como para borrar cualquier reticencia sobre la profunda ambigüedad de las herramientas digitales, sobre su duplicidad intrínseca y fundamental. Lo hace tanto en París como en Tokio, así como en Toronto, Sidney y Hong Kong.

Aunque en los últimos años se han revelado con creciente claridad los contornos del modelo autoritario chino –la vigilancia masiva extendida sobre toda la población, el sistema de crédito social, el internamiento de personas en riesgo en campos de detención–, el motor de su éxito no es la represión. Este es el principio del capitalismo libidinal, que dos expertos en redes sociales han definido metafóricamente como «la lógica del gran centro comercial» (great shopping mall): transformar los espacios públicos, tanto físicos como virtuales, en lugares que ofrecen una sensación de seguridad, oportunidades para reunirse y divertirse, una ilusión de elección estrictamente confinada dentro de límites trazados por la autoridad4.

En el centro de la «nueva Guerra Fría»

Este es el verdadero problema histórico al que nos enfrentamos cuando agitamos el espectro de una nueva confrontación ideológica mundial.

Durante la Guerra Fría, se enfrentaron dos concepciones radicalmente antitéticas de la naturaleza humana. El «hombre nuevo» comunista debía tener valores, creencias, una cultura e incluso un lenguaje muy diferentes de los de antes de la Revolución. Debía convertirse en un ardiente constructor del comunismo devoto al régimen y en un internacionalista convencido de lo justos que eran los ideales marxistas-leninistas5. Según la famosa tesis de Nicolái Bujarin de 1922, la verdadera tarea de la Revolución era «transformar la psique humana». Hoy, en cambio, la China comunista basa su atractivo en una visión del ser humano y de la sociedad notablemente similar a la que se ha establecido en Occidente gracias al desarrollo de las nuevas tecnologías. Esta es la visión que surgió de lo que Peter Sloterdijk llama «humillación del comportamiento del hombre», que «se deriva de la observación de que nuestra existencia se compone, en 99,9%, de repeticiones, la mayoría de ellas de carácter estrictamente mecánico»6.

El verdadero problema se plantea, pues, en estos términos. Demos por sentado que la pandemia reveló claramente al verdadero antagonista de la democracia liberal y que este antagonista se encarna ahora en la República Popular China. Entonces, ¿cuál es el núcleo del actual conflicto ideológico entre Occidente y China?

Si, como afirma el sinólogo Jean-François Billeter, China se distingue sobre todo por una determinada concepción del poder y de su ejercicio «cuya misión es controlar completamente las relaciones sociales y la vida de sus súbditos con el fin de crear una sociedad ‘armoniosa’»7, la particularidad de la fase actual radica en la impresionante convergencia de esta tradición política con el funcionamiento de la máquina algorítmica que está en vías de imponerse a escala mundial gracias a internet y al progreso de la inteligencia artificial (ia). En ambos casos, se pone en marcha un potente sistema de incentivos –y desincentivos–, con el objetivo de ajustar el comportamiento de los individuos a un conjunto social cuya evolución no solo sea mensurable, sino sobre todo predecible e influenciable.

Cuando el profesor de informática del Instituto Tecnológico de Massachussetts (mit, por sus siglas en inglés) Alex Pentland explica que, gracias al big data, ya no tenemos que pensar en términos de las nociones de «individuo», «libre albedrío» e incluso «política» del siglo xviii, sino que la humanidad debe construir un sistema nervioso y eléctrico global capaz de verse como un mecanismo formado por patrones (patterns) repetitivos, como las trayectorias de las bandadas de pájaros o los bancos de peces, fácilmente gobernables mediante ciertos instrumentos de «presión social»8, materializa el sueño prohibido de los antiguos legistas chinos «que recomendaban a los poderosos una aplicación rigurosa de premios y castigos para que la obediencia se convirtiera en la segunda naturaleza de sus súbditos y para que la sociedad acabara funcionando con tanta regularidad y naturalidad como el propio universo»9.

Las ocho dimensiones de convergencia entre el Partido y las plataformas

Si los ingenieros actuales de redes sociales construyen sus arquitecturas sobre la base de los experimentos de Burrhus Skinner con ratones de laboratorio y, desde 2010, el director ejecutivo Eric Schmidt declara que los usuarios esperan que Google les diga «lo que deben hacer a continuación»10, los puntos de contacto entre la visión del mundo de Silicon Valley y la del Partido Comunista chino son demasiado evidentes como para ignorarlos. No se trata de una mera coincidencia, sino de una convergencia estructural que se basa en, al menos, ocho elementos fundamentales:

1.Los científicos siempre han soñado con reducir el gobierno de la sociedad a una ecuación matemática que elimine los márgenes de irracionalidad e incertidumbre inherentes al comportamiento humano. Hace dos siglos, Auguste Comte definió la física social como «la ciencia cuyo objeto propio es el estudio de los fenómenos sociales, considerados de la misma forma que los fenómenos astronómicos, físicos, químicos y fisiológicos, es decir, sometidos a leyes naturales invariables, cuyo descubrimiento es el objetivo especial de sus investigaciones»11. Desde entonces, muchos han propuesto sus visiones de la «ciencia de la política», sin lograr nunca el objetivo de hacer más previsible la evolución de la sociedad.

Sin embargo, en los últimos años, se ha producido un fenómeno muy importante. Por primera vez, el comportamiento humano, que hasta ahora era un fin en sí mismo, empezó a producir un flujo masivo de datos. Esta profusión de datos sin precedentes permite ahora imaginar un gobierno científico de la sociedad, que es lo que propone el Partido Comunista chino al menos desde principios de 2000, cuando sus expertos colocaron la nueva «teoría científica del desarrollo» en el centro de su plataforma programática12.

2. Ni Silicon Valley ni el Partido están interesados en el individuo, dotado de subjetividad y autonomía. Les interesan las grandes tendencias. Mientras que el comportamiento del individuo no puede predecirse con certeza, el comportamiento del agregado es predecible porque, a través de la observación del sistema, es posible deducir el comportamiento promedio. Las interacciones importan más que la naturaleza de las unidades y el sistema en su conjunto tiene características, y obedece a reglas, que hacen predecible su evolución.

3. Una vez detectado y cuantificado, el comportamiento de los conjuntos sociales puede optimizarse para maximizar determinados resultados. Al analizar las correlaciones, es decir, cómo afecta al sistema en su conjunto incluso un pequeño cambio en un parámetro, se puede desencadenar un proceso de experimentación continua. Sea cual fuere el objetivo, algunos estímulos son más eficaces que otros. Los clics proporcionan una retroalimentación en tiempo real, sobre cuya base los estímulos pueden modificarse continuamente en contenido y forma, conservar las características que funcionan y descartar las menos efectivas.

En 1990, Gilles Deleuze ya había descrito la transición de la sociedad disciplinaria basada en el confinamiento a la sociedad del control: «Los encierros son moldes, módulos distintos, pero los controles son una modulación, como un molde autodeformante y que cambia continuamente, de un momento a otro, o como un tamiz cuya malla cambiaría de un punto a otro»13. Hoy, ya llegamos a eso.

4. El verdadero enemigo de un sistema construido sobre estas bases es la anomalía, el comportamiento discordante, que se debe identificar y neutralizar con rapidez. Es lo que ocurre en la República Popular China, donde los disidentes son rápidamente neutralizados, pero también en los espacios públicos estadounidenses y europeos (los aeropuertos son el lugar paradigmático), donde programas creados por Palantir analizan los movimientos de los pasajeros en tiempo real y alertan inmediatamente a las fuerzas de seguridad sobre cualquier comportamiento anormal, que se considera un posible indicio de un intento de acto terrorista. Asimismo, la empresa estadounidense ofrece detectar anomalías (es decir, comportamientos sospechosos) en una amplia gama de contextos diferentes, desde el fraude en los seguros hasta la detección de un posible agitador dentro de una organización14.

5. Tanto en China como en Europa, la principal y más grave anomalía es la desconexión. En ambos contextos, la idea de que uno puede llevar una vida «normal» y ejercer plenamente sus derechos, necesidades y aspiraciones sin estar permanentemente conectado se vuelve inconcebible. Signo inequívoco de una mentalidad asocial y subversiva, si no sociopática, la desconexión es lo que permitió a las fuerzas estadounidenses identificar el escondite de Osama bin Laden en Abbottabad, donde era muy sospechoso que un complejo de edificios de ese tamaño no tuviera conexión a internet.

6. Afortunadamente, tanto en China como en Occidente, la desconexión es rara porque la adhesión del individuo está garantizada no por la coacción, sino por el principio de Hunyadi, por la comodidad y el placer de los servicios que la matriz proporciona a sus usuarios. ¿Quién renunciaría hoy a la posibilidad de satisfacer cualquier curiosidad en el espacio de unos segundos, de orientarse en una ciudad desconocida con un dedo, de pedir un taxi, de hacer una foto para congelar el momento, de transmitirla a un grupo de amigos envidiosos, de utilizar Shazam para identificar la canción que está sonando en la radio de un Uber, de añadirla a la lista de reproducción de Spotify para volver a escucharla en cuanto uno se baje del automóvil?

7.Sin embargo, detrás de la fachada lúdica y bonachona, tanto en China como en Silicon Valley se desarrolla un poder implacable y secreto. Si el panóptico es una máquina para disociar el binomio ver/ser visto15 –en el anillo periférico, uno es visto por completo sin poder ver a nadie; en la torre central, uno lo ve todo sin ser visto–, está claro que las grandes empresas digitales, al igual que el Partido Comunista chino, operan en función de este principio. En Occidente, no hay secreto guardado con mayor recelo que los algoritmos que rigen el funcionamiento de empresas que pretenden imponer una transparencia total a todas las demás. En China, la inexorable marcha de la «controlocracia» deja intacto el opaco corazón del poder inscrito en la Ciudad Prohibida16.

Esto no es nada nuevo: los estudios sobre el impacto de la llegada del telégrafo y más tarde del teléfono ya han demostrado que ambos condujeron a una mayor centralización de la toma de decisiones en los imperios coloniales de finales del siglo xix. En efecto, si en el pasado los responsables locales gozaban de amplios márgenes de autonomía (tenían que actuar antes de recibir instrucciones del centro), las tecnologías actuales simplemente los borraron17.

8. Silicon Valley y el Partido Comunista chino trabajan de forma convergente hacia un futuro posthumano. La mayoría de los ingenieros que trabajan en las empresas tecnológicas de Silicon Valley tienen una desafortunada tendencia a pensar que su prioridad no es servir a los humanos de hoy, sino construir las inteligencias artificiales que heredarán la Tierra de mañana. La vigilancia constante y las pruebas de modificación del comportamiento de multitudes de seres humanos recolectan supuestamente datos que alimentarán la «inteligencia» de las futuras inteligencias artificiales. Por su parte, el régimen chino, al igual que las grandes empresas tecnológicas, se ha embarcado públicamente en una «carrera hacia la ia» y suele situarla por encima de todo. Existe una preocupante convergencia entre esa carrera y los experimentos realizados en el campo de la biotecnología, especialmente agresivos en los laboratorios chinos.

Estos ocho puntos de convergencia indican que el orden que el régimen chino creó no es un fenómeno aislado. El mundo que proyecta es similar al de su rival declarado. Una fuerte tendencia está en marcha y es la misma a ambos lados del océano Pacífico: el camino a una época en la que la autonomía del sujeto y la libertad habrán desaparecido18.

Salir del reino de la servidumbre digital

Aunque parece haber muchos elementos de convergencia, hay una diferencia central. Mientras que en China el algoritmo totalitario ha consolidado su poder, en eeuu existe, al menos en teoría, un poder político que responde a lógicas democráticas. Este último incluso muestra, de vez en cuando, la vaga intención de limitar el excesivo poder de los nuevos señores feudales digitales.

Esta diferencia no es insignificante. Esperemos que tenga un efecto decisivo en la evolución posterior. Sin embargo, la paradoja de eeuu consiste en que, en las democracias liberales, «el poder político no es lo único a lo que los individuos deben responder»19 ni tampoco es lo principal. En nuestras sociedades, el despliegue del consumismo generalizado produce desde hace tiempo poderosos efectos normativos, con frecuencia mucho más restrictivos que los que derivan del cumplimiento de la ley propiamente dicha20.

En la actualidad, este sistema de expectativas y modelos comportamentales se complementa con el creciente impacto de la tecnología digital. El uso de los smartphones es ahora la principal experiencia colectiva que comparte toda la humanidad. En todas partes y a cualquier escala, la tecnología digital se ha convertido en la interfaz de nuestra relación con el mundo. Y este hecho, aparentemente inocuo, pero en realidad todavía muy inexplorado en sus implicaciones prácticas, desempeña un papel crucial en todas las transformaciones sociopolíticas vigentes.

El mundo digital impone un modo de vida del que nadie puede escapar. Con mayor frecuencia cada vez, cada uno de nosotros tiene que construir su comportamiento conforme a las indicaciones de su smartphone y nadie tiene la menor idea del funcionamiento de la caja negra de la que depende nuestra capacidad de actuar. Si la gran promesa de la tecnología digital, expresada por Steve Jobs en el lanzamiento del primer iPhone («es como tener nuestra vida en el bolsillo»), articula una visión de autonomía, los usos concretos de las herramientas digitales también producen el efecto contrario por el control de los usuarios que inducen.

¿Qué significa ser humano en la era de la hiperconexión? Por el momento, parece significar sobre todo estar a merced de los nuevos potentados económicos que vigilan todos nuestros movimientos y utilizan subterfugios para captar cada vez más nuestro tiempo y atención. Ante esta situación, como hemos visto, la movilización de argumentos morales con la esperanza de sensibilizar a la población es, en gran medida, inútil. La teoría crítica se vuelve, no por primera vez, impotente ante la evolución del tecnoconsumismo.

El arte europeo de vivir en línea

Es difícil negar que una sociedad en la que todo el mundo pasa una media de casi 11 horas al día delante de una pantalla está dando lugar a problemas totalmente nuevos, así como a un malestar generalizado que, si aún no ha encontrado una salida, sin embargo existe y está a la espera de encontrar intérpretes políticos capaces de darle una voz que no sea puramente regresiva, evitando tanto las trampas del tecnoentusiasmo como las del pánico moral.

Para vencer las tentaciones de la nueva servidumbre digital basada en la comodidad, no nos ayudará mucho una crítica académica más. Sería más eficaz inventar un estilo de vida más rico, más completo y más atractivo que el actual: un nuevo arte de vivir que integre la fusión ya inseparable de lo offline y lo online y la ponga al servicio de la vida humana y no de potentados cada vez más incontrolables ni de una forma de inteligencia posthumana destinada a ocupar nuestro lugar en la escala evolutiva. Lo «onlife», como lo llama el filósofo Luciano Floridi21, podría ser una forma de vida. Lo principal es poder darle un significado concreto. Por supuesto, para eso necesitamos normas que rechacen la excepción digital para hacer valer, en este ámbito, los valores que sustentan nuestras democracias. Sin embargo, lo que necesitamos, sobre todo, es una práctica positiva y alegre, capaz de revelar que los trucos del capitalismo de vigilancia son como la comida rápida para nuestros cerebros: superficialmente atractivos, pero fundamentalmente dañinos.

He aquí donde el papel de Europa puede ser decisivo. No es solo, como se suele decir, imponiendo normas que únicamente sirvan para defender, en el ámbito digital, los principios en los que se basan nuestras democracias, sino que se trata de poner en práctica, en esta dimensión, los valores en los que siempre se ha basado nuestro modo de vida. Más allá de todo acto de proclamar, ¿qué es Europa, sino «una forma de vivir, de entender el mundo en el que vivimos y de entendernos a nosotros mismos»22?

El arte de vivir ha sido el antídoto contra todas las formas de totalitarismo desde tiempos inmemoriales. En efecto, la aspiración totalitaria, ya sea religiosa o tecnológica, es controlar el tiempo, normalizar el comportamiento. Su sueño es que el ser humano se reduzca a una máquina, que sea predecible, uniforme, transparente. La calidad de vida es lo contrario. Libertad, placer, capricho y pérdida de tiempo. Todo lo que hace único al individuo y que deberíamos ser capaces de proteger y hacer florecer en la nueva dimensión de lo onlife

Paradójicamente, un filósofo de Hong Kong, que actualmente reside en Alemania, nos recuerda que, desde un punto de vista antropológico, la tecnología no es universal, sino que está ligada en su evolución a cosmologías particulares que van más allá de la mera funcionalidad. Para Yuk Hui, no existe una única tecnología, sino múltiples cosmotécnicas cuyas características están determinadas por los diferentes contextos culturales a los que pertenecen23.

Por lo tanto, podemos oponernos a la ingenuidad de quienes piensan que el desarrollo de la tecnología hará que las diferencias entre culturas y modos de vida se desvanezcan: su visión está destinada, una vez más, a ser desmentida en los hechos; siempre que el impulso totalizador, y totalitario, del universalismo tecnológico sea contrarrestado por la voluntad de reapropiarse de la tecnología en una perspectiva localizada e históricamente situada. Reabrir la cuestión de la tecnología significa rechazar el futuro homogéneo que nos presentan los poderes del capitalismo digital como única opción, para explorar la posibilidad de futuros tecnológicos diferenciados.

No hay por qué creer que los regímenes cosmotécnicos que se desarrollan en la actualidad en China y en Silicon Valley están inevitablemente destinados a dominar el resto del mundo, a menos que Europa renuncie, por cansancio y pesimismo, a desarrollar su propia versión del futuro tecnológico con base en su cultura y sus valores.

Nota: este artículo se publicó originalmente en El Grand Continent, revista europea de debate estratégico, político e intelectual, en la serie «Poderes de la IA», legrandcontinent.eu/esTraducción del italiano de Monserrat Iñigo.

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Juan Manuel Ottaviano

  • 1. Hannes Grassegger: «The City as Enemy» en Archplus, primavera de 2020.
  • 2. Bernard E. Harcourt: La société d’exposition. Désir et désobéissance à l’ ère numérique [2015], Seuil, París, 2020.
  • 3. M. Hunyadi: «Du sujet de droit au sujet libidinal» en Esprit No 3, 3/2019, p. 118.
  • 4. An Xiao Mina y Xiaowei Wang: «The Great Shopping Mall: The Market Nationalist Logic of Chinese Social Media», Knight First Amendment Institute, Universidad de Columbia, 28/1/2021.
  • 5. Alexandre Zinoviev: Homo sovieticus, L’Âge d’Homme, París, 1983, pp. 20-21.
  • 6. P. Sloterdijk: Tu dois changer ta vie. De l’anthropotechnique [2010], Hachette Pluriel, París, 2015, p. 500. [Hay edición en español: Has de cambiar tu vida. Sobre antropotécnica, Pre-Textos, Valencia, 2012].
  • 7. J.-F. Billeter: Pourquoi l’Europe: réflexions d’un sinologue, Allia, París, 2020, p. 24.
  • 8. Edoardo Camurri: «Tutti sotto controllo» en Il Foglio, 14/5/2020.
  • 9. J.-F. Billeter: ob. cit., p. 116.
  • 10. Nicolas Nova: Smartphones: une enquête anthropologique, MétisPresses, Ginebra, 2020, p. 159.
  • 11. A. Comte: La science sociale, Gallimard, París, 1972, p. 230. [Hay edición en español: Física social, Akal, Madrid, 2012].
  • 12. Sobre el ecosistema doctrinario de Xi Jinping, v. el capítulo de Simone Pieranni en Le Grand Continent: Politiques de l’ interrègne. Chine, pandémie, climat, Gallimard, París, 2022.
  • 13. G. Deleuze: «Post-scriptum sur les sociétés de contrôle» en L’Autre Journal No 1, 1990. [Hay edición en español: «Postdata sobre las sociedades de control» en Christian Ferrer (comp.): El lenguaje libertario. Antología del pensamiento anarquista contemporáneo, Terramar, La Plata, 2005].
  • 14. Philippe Vion-Dury: La nouvelle servitude volontaire, FYP, París, 2016, p. 152.
  • 15. Michel Foucault: Surveiller et punir. Naissance de la prison, Gallimard, París, 1975, p. 235. [Hay edición en español: Vigilar y castigar. Nacimiento de la prisión, Siglo XXI Editores, Buenos Aires, 2002].
  • 16. Stein Ringen: The Perfect Dictatorship: China in the 21st Century, HKU Press, Hong-Kong, 2016.
  • 17. John Seely Brown y Paul Duguid: The Social Life of Information, Harvard Business School Press, Boston, 2000, p. 30.
  • 18. J.-F. Billeter: ob. cit., p. 117.
  • 19. M. Hunyadi: Au début est la confiance, Le Bord de l’Eau, Lormont, 2020, p. 170.
  • 20. Alberto Alemanno: «Le ‘Nudge’ et l’analyse comportementale du droit» en RED: Revue Européenne du Droit, Groupe d’études géopolitiques No 1/2020.
  • 21. L. Floridi (ed.): The Online Manifesto: Being Human in a Hyperconnected Era, Springer, Heidelberg, 2015.
  • 22. Myriam Revault d’Allonnes: «Entre sens et non sens» en AA.VV: Une certaine idée de l’Europe, Flammarion / Le Grand Continent, 2019, p. 119.
  • 23. Yuk Hui: La question de la technique en Chine. Essai de cosmotechnique, Divergence, París, 2021.

En este artículo

Este artículo es copia fiel del publicado en la revista Nueva Sociedad 305, Mayo – Junio 2023, ISSN: 0251-3552 Tema central | NUSO Nº 305 / Mayo – Junio 2023 Incertidumbre y oposición: la derecha ante el gobierno de Gustavo Petro #cambio#colombia Tema central | NUSO Nº 294 / Julio – Agosto 2021

05
Jun
23

Contra el borrado de las mujeres

Comentando «La criminalización del feminismo (I parte), Por Sandra Moreno»

Es Delito de Lesa Humanidad el enriquecimiento en la gestión gubernativa de los “representantes”, el fraude sobre el Estado, el abuso sobre la niñez, la trata, el proxenetismo, el travestismo y sus consecuencias, como toda violencia de género.

“Las fuertes resistencias contra lo femenino no serían de índole intelectual, sino que proceden de fuentes afectivas; la irresoluble perversión no sublimada y ambigüedad sexual del varón que posee la decisión final en éste esquema, donde lo masculino sigue siendo la ley”. Osvaldo Buscaya

a) {Hace unos días, Tribuna Feminista publicó varios artículos donde puso de presente que el sexo, entendido como realidad material incontestable, sigue siendo utilizando por el patriarcado como coartada para anular los derechos de las mujeres. Como nos demostró Gerda Lerner, desde el principio de la Historia, el patriarcado tradicional ha apelado a nuestra biología para negarnos los derechos y mantenernos en situación de subordinación. Y ahora, el patriarcado posmoderno niega nuestra biología con el inaudito fin de redefinir el concepto de mujer y desmantelar nuestros derechos. En ambos casos, estamos frente a manifestaciones de misoginia, es decir, de desprecio, hostilidad, violencia, intimidación, aversión y castigo hacia las mujeres, por el hecho de ser mujeres.}Pues, es el pensamiento expresado en el transexual ecuménico perverso discurso patriarcal, lo que lleva en si el sometimiento o el sometimiento es privativo de lo expresado, que el pensamiento ha hallado en el discurso transexual ecuménico perverso patriarcal. Un pensamiento puede ser expresado por medio de diferentes formas verbales o palabras, que todas ellas lo reproduzcan con igual fidelidad “de desprecio, hostilidad, violencia, intimidación, aversión y castigo hacia las mujeres, por el hecho de ser mujeres”. Quiere decir, que la acogida de lo femenino, por el varón, se presentaría hasta benevolente, en la simulación del transexual ecuménico perverso patriarcado; esto es, de aquella naturaleza poco corriente o “extraña” en los opresores. Sin embargo, no alteraremos en nada este sentido, de sometimiento, dando al pensamiento otra forma que quizá se adapta más a la benevolencia del transexual ecuménico perverso patriarca, en su trato “igualitario” a la mujer, aunque claro es que sólo en la medida en que esto es posible a un patriarca. “La benevolencia de un patriarca es siempre algo dudosa para la mujer que es objeto de ella”, añadiría yo.

b) {Esta criminalización del feminismo per se ya ha llegado a España, como hemos podido comprobar en algunos actos de la reciente campaña electoral, donde algunas dirigentes políticas españolas, seguidas por sus adeptos, acusaban de transfobia a las feministas cuando preguntaban en sus mítines «qué es ser mujer o madre», o acerca de las víctimas de la violencia machista o nuestros derechos. Según se puede comprobar en los vídeos publicados en prensa y redes, la acusación de delito de odio por transfobia era la respuesta recurrente que daban las dirigentes políticas de la confluencia Podemos y Sumar y sus prosélitos, cuando las feministas preguntaban sobre cuestiones referentes a las mujeres. Lo cierto es que, según consta, en ningún momento se dijo nada sobre las personas trans. Esta acusación de transfobia hecha a las feministas es gravísima y jurídicamente resulta inaceptable, porque criminaliza al feminismo, como explicaré más en detalle en la segunda parte de este escrito.}Pues, las palabras constituyen un “elemento” de enorme maleabilidad, que llegan a perder totalmente su primitiva significación cuando el transexual ecuménico perverso patriarcado las emplea en un determinado contexto, cómo también cuando son empleadas en más de un sentido despojándolas de su primitiva significación, “donde algunas dirigentes políticas españolas, seguidas por sus adeptos, acusaban de transfobia a las feministas cuando preguntaban en sus mítines «qué es ser mujer o madre», o acerca de las víctimas de la violencia machista o nuestros derechos”. Pues, la irresoluble perversión y ambigüedad sexual del varón genera las aberraciones del instinto sexual con relación a lo femenino y de sus fines. El transexual ecuménico perverso patriarcado nos impone la hipótesis de que la disposición de la conducta patriarcal es norma primitiva y general del instinto sexual humano, partiendo de la cual se desarrolla como conducta normal sexual, el sometimiento pasivo de la mujer. Esta impuesta disposición transexual ecuménica perversa primitiva patriarcal, la podemos hallar en la infancia, donde la perversa limitación sobre la mujer se apoya en las construcciones de la moral y la autoridad del varón. De este modo, tenemos que considerar en cada una de las formas perversas “normales” del varón, la construcción del desarrollo y el infantilismo impuesto sobre la mujer.

Un penoso conflicto que la mujer padecería sería; ¿Cómo admitir que el patriarcado es el padre, el hermano, el compañero, el dirigente, el ecuménico, etc., y que en esta regla no habría excepción?Señalo en mi Ciencia de lo femenino (Femeninologia) cuanto tenemos que aprender, sobre la estructura de la relación de la mujer con la verdad como causa, en la imposición del transexual ecuménico genocida perverso patriarcado incluso en las primeras decisiones de la simiesca horda primitiva.

“Experimentamos así la impresión de que la civilización es algo impuesto a una mayoría contraria a ella por una minoría que supo apoderarse de los medios de poder y coerción.” (Freud)

El sentido y la verdad del feminismo, es la derrota del varón; perverso irresoluble y ambiguo sexual

Un travesti no es una mujer

Lo femenino es el camino

Buenos Aires

Argentina

5 de junio de 2023Osvaldo V. Buscaya (OBya)

Psicoanalítico (Freud)

*Femeninologia

*Ciencia de lo femenino

La criminalización del feminismo (I parte)

Por

 Sandra Moreno

30 de mayo de 2023

Hace unos días, Tribuna Feminista publicó varios artículos donde puso de presente que el sexo, entendido como realidad material incontestable, sigue siendo utilizando por el patriarcado como coartada para anular los derechos de las mujeres. Como nos demostró Gerda Lerner, desde el principio de la Historia, el patriarcado tradicional ha apelado a nuestra biología para negarnos los derechos y mantenernos en situación de subordinación. Y ahora, el patriarcado posmoderno niega nuestra biología con el inaudito fin de redefinir el concepto de mujer y desmantelar nuestros derechos. En ambos casos, estamos frente a manifestaciones de misoginia, es decir, de desprecio, hostilidad, violencia, intimidación, aversión y castigo hacia las mujeres, por el hecho de ser mujeres.

Y ambos casos suponen una violación de nuestros DDHH, que evidencian los graves retrocesos que estamos sufriendo las mujeres y niñas a lo largo y ancho del planeta, en prácticamente todos los indicadores que miden la desigualdad entre mujeres y hombres. Por si fuera poco, ahora las mujeres debemos lidiar con una nueva amenaza a nuestra dignidad, derechos y libertades que no vimos venir, porque resultaba insólita: el tener que afrontar la acusación de delito de odio por hablar de la realidad biológica del sexo, defender nuestros derechos y hasta por formular la pregunta «qué es ser mujer o madre». Como en el mito de Casandra, Janice Raymond y Sheila Jeffreys alertaron infructuosamente desde hace mucho tiempo del caballo de troya que suponía el transgenerismo para los derechos de las mujeres y niñas.

Precisamente, hace unos días, la Alianza Contra el Borrado de las Mujeres (ACBM) nos mostró una nueva grave manifestación del sacrificio injusto que se está imponiendo sobre los derechos más básicos de las mujeres y cómo avanza la alarmante criminalización del feminismo, publicando la respuesta que la organización británica Sex Matters dio al Informe emitido por el experto independiente de la ONU en materia de orientación sexual e identidad de género, Víctor Madrigal-Borloz, a la postre, uno de los firmantes de Yogyakarta10+. En su informe, éste cuestiona los trabajos de la Comisión de Igualdad y DDHH del Reino Unido sobre la Ley de Igualdad, al considerar que hablar sobre la realidad material de los dos sexos equivale a «odio» y perjudica a las personas trans.

En su informe, Madrigal-Borloz sugiere que preguntar «¿Qué es una mujer?» podría no superar los límites de la libertad de expresión y suponer la incitación al odio, señalados en el Plan de Acción de Rabat para combatir el discurso de odio. Y a lo largo de su reporte insiste en hacer graves afirmaciones sobre supuestas violaciones a los derechos de las personas trans en el Reino Unido, sin fundamentarlas fáctica ni jurídicamente. Como pone de manifiesto la ACBM, no sólo no aportó pruebas en las que apoye sus conclusiones, sino que hizo declaraciones en el Parlamento escocés desmentidas por los datos oficiales.

En su informe, Madrigal-Borloz sugiere que preguntar «¿Qué es una mujer?» podría no superar los límites de la libertad de expresión y suponer la incitación al odio

La postura irracional de Madrigal-Borloz, que reduce a transfobia prácticamente todo lo relacionado con la realidad biológica de las mujeres y la defensa de nuestros derechos, está siendo adoptada también por los Gobiernos de la izquierda posmoderna que reproducen en sus países estos desatinos en sus leyes y sus políticas públicas y acusan de delito de odio a las feministas.

Esta criminalización del feminismo per se ya ha llegado a España, como hemos podido comprobar en algunos actos de la reciente campaña electoral, donde algunas dirigentes políticas españolas, seguidas por sus adeptos, acusaban de transfobia a las feministas cuando preguntaban en sus mítines «qué es ser mujer o madre», o acerca de las víctimas de la violencia machista o nuestros derechos. Según se puede comprobar en los vídeos publicados en prensa y redes, la acusación de delito de odio por transfobia era la respuesta recurrente que daban las dirigentes políticas de la confluencia Podemos y Sumar y sus prosélitos, cuando las feministas preguntaban sobre cuestiones referentes a las mujeres. Lo cierto es que, según consta, en ningún momento se dijo nada sobre las personas trans. Esta acusación de transfobia hecha a las feministas es gravísima y jurídicamente resulta inaceptable, porque criminaliza al feminismo, como explicaré más en detalle en la segunda parte de este escrito.

El caso es que se están cumpliendo las predicciones fundadas que en 2020 hicieron al respecto las ocho Casandras españolas: Amelia Valcárcel, Ángeles Álvarez, Laura Freixas, Alicia Miyares, Angustias Bertomeu, Marina Gilabert, Rosa María Rodríguez Magda y Victoria Sendón, cuando  advirtieron de lo lesivo que resultaría la autodeterminación del sexo para los derechos de las mujeres y menores de edad. Por ello, resultan muy significativas las declaraciones de la relatora especial de la ONU sobre la violencia contra las mujeres y las niñas realizadas hace unos días.

Consciente de las crecientes amenazas e intimidaciones que sufren las mujeres que defienden los derechos de las mujeres, sean heterosexuales o lesbianas, la relatora de la ONU ha expresado su profunda preocupación por el deterioro de la calidad democrática que sufren los países occidentales, donde se está extendiendo la práctica de acusar de odio a las mujeres por defender sus derechos, restringiendo o impidiéndoles ejercer sus libertades de expresión, opinión, reunión y manifestación, entre otras. En palabras de Reem Alsalem traducidas por Tribuna Feminista:

Me preocupa la frecuente táctica de las campañas de desprestigio contra las mujeres, las niñas y sus aliados por sus creencias sobre la no discriminación por razón de sexo y las relaciones homosexuales. Tacharlas de «nazis», «genocidas» o «extremistas» es un medio de ataque e intimidación con el propósito de disuadir a las mujeres de hablar y expresar sus opiniones. Tales acciones son profundamente preocupantes, ya que pretenden infundirles miedo, hacerlas callar e incitar a la violencia y al odio contra ellas. Tales actos afectan gravemente a la participación digna de las mujeres y las niñas en la sociedad”.

Como veremos en la segunda parte, todas estas cuestiones puestas de manifiesto por Reem Alsalem son algunas de las expresiones más graves de lo que aquí denunciamos como la criminalización del feminismo y el creciente vaciamiento de los derechos humanos de las mujeres, que no son otra cosa que la misma misoginia de siempre, ahora exteriorizada también por algunas mujeres que ejercen posiciones de poder adoptando roles patriarcales.

Aunque se refería a los hombres, las reflexiones de Gerda Lerner sobre el poder patriarcal usado para eliminar a las mujeres rebeldes también se pueden predicar de algunas mujeres poderosas como estamos viendo en España: se da “preferencia a las mujeres dóciles y a aquellas que se adecúan perfectamente a la descripción del trabajo. Los hombres castigan con el ridículo, la exclusión o el ostracismo a cualquier mujer que se arroga el derecho a interpretar su propio papel o, el peor de todos los males, el derecho a reescribir el argumento”. Éstas son las tácticas de derribo que se están implementando contra las feministas radicales, las que combaten de raíz las causas de la opresión de las mujeres.

Mi reconocimiento a las valientes mujeres que llevaron el feminismo a los mítines de los partidos autoidentificados de izquierda, que hoy han podido comprobar que, sin el voto feminista, no pueden ganar las elecciones. Sin mujeres, no hay democracia. Y sin el feminismo, no es posible construir una sociedad justa y libre

03
Jun
23

¿Son los ricos más inteligentes? Esto es lo que dice la ciencia

A rich man with bags of money at his feet sending people away

Un hombre rico con bolsas de dinero a sus pies mandando a la  gente lejos . Por Josu00e9 Guadalupe Posada,  tiene licencia CC-CC0 1.0

Autores del texto:

  1. Giovanni Sala. Profesor de Psicología, Universidad de Liverpool
  2. Fernando Góbet. Investigador Profesor de Psicología, Escuela de Economía y Ciencias Políticas de Londres

Desde White Lotus hasta Succession , existe una gran demanda de dramas televisivos sobre los superricos. Los personajes de estos programas generalmente se representan como titulados, huecos y tristes. Pero no necesariamente se representan como poco inteligentes. Entonces, ¿los ricos son ricos porque son inteligentes?

En medio de una crisis del costo de vida, esta pregunta va más allá de la curiosidad científica y toca algo más profundo.

Si el valor neto de las personas fuera solo la consecuencia de su inteligencia, la gigantesca brecha de riqueza que vemos en nuestra sociedad podría ser percibida como menos intolerable, al menos por algunos. La desigualdad sería el precio a pagar por que los más inteligentes nos lleven a todos a un futuro mejor.

No hay duda de que la inteligencia contribuye al éxito económico y profesional de uno . Tomemos como ejemplo a los multimillonarios hechos a sí mismos Elon Musk, Jeff Bezos y Ray Dalio, solo por nombrar algunos. Sería sorprendente que los principales innovadores en campos avanzados como la tecnología y las finanzas resultaran ser promedio.

Nuestra misión es compartir conocimientos e informar decisiones.

Sobre nosotros

De hecho, la inteligencia es el mejor predictor tanto del logro educativo como del desempeño laboral . Y el éxito académico y profesional es, a su vez, un buen pronosticador de ingresos. Pero esa no es toda la historia.

No todas las personas muy inteligentes están impulsadas principalmente por un deseo de riqueza; a menudo tienen sed de conocimiento . En cambio, algunos pueden optar por trabajos comparativamente peor pagados que son intelectualmente más gratificantes, como la arquitectura, la ingeniería o la investigación. Un estudio sueco reciente mostró que los puntajes de las pruebas cognitivas del 1% de los que más ganan no eran significativamente diferentes de los puntajes obtenidos por aquellos que ganaban un poco menos.

Imagen de personajes en un barco de White Lotus, temporada 2.
White Lotus, temporada 2. Cortesía de Fabio Lovino/HBO.

Pero, ¿en qué medida la inteligencia aumenta la riqueza? Antes de sumergirnos en la evidencia, debemos aclarar qué quieren decir los investigadores con «inteligencia». La inteligencia se puede definir como la capacidad de realizar con éxito una amplia gama de pruebas cognitivas. Y estos parecen estar vinculados. Si alguien es bueno para resolver una prueba cognitiva en particular, probablemente también se desempeñe bien en otras pruebas cognitivas.

Sin embargo, la inteligencia no es un rasgo monolítico. De hecho, consta de al menos dos construcciones amplias: inteligencia fluida e inteligencia cristalizada . La inteligencia fluida aprovecha los mecanismos cognitivos centrales, como la velocidad de procesamiento de estímulos, la capacidad de memoria y el razonamiento abstracto. Por el contrario, la inteligencia cristalizada se refiere a aquellas habilidades desarrolladas en un entorno social, como la alfabetización, la aritmética y el conocimiento sobre temas específicos.

Esta distinción es importante porque estos dos tipos de inteligencia se desarrollan de diferentes maneras . La inteligencia fluida se puede heredar , no se puede potenciar y disminuye con bastante rapidez con la edad. Por el contrario, la inteligencia cristalizada aumenta durante la mayor parte de la edad adulta y comienza a declinar solo después de unos 65 años.

Pero la inteligencia fluida ayuda a construir la inteligencia cristalizada. La inteligencia fluida representa la capacidad del cerebro para adquirir y elaborar información. La inteligencia cristalizada es, en gran medida, información adquirida.

Esto significa que si sus habilidades de razonamiento son agudas, procesará la nueva información rápidamente. Integrará información novedosa con información antigua con precisión. En última instancia, esto acelerará el aprendizaje de cualquier disciplina y contribuirá a su éxito académico y financiero.

La educación es un factor

Dicho esto, las capacidades innatas no son lo único que importa. Otro factor importante es la educación.

Una revisión cuantitativa ha establecido que a mayor cantidad de años de escolaridad, mayores puntajes de inteligencia de los estudiantes. Fundamentalmente, estas mejoras se derivan de la formación en habilidades específicas en lugar de mejorar la capacidad intelectual general. Entonces, la escuela te enseña cosas útiles tanto para el éxito profesional como para realizar pruebas de inteligencia.

Como era de esperar, la educación, a su vez, se ve afectada por el nivel socioeconómico de la familia. Por ejemplo, las escuelas caras y los tutores privados brindan al estudiante una instrucción personalizada altamente eficiente . Por lo tanto, el acceso a una educación de alta calidad puede marcar una gran diferencia en los ingresos futuros.

Por supuesto, la influencia del estatus socioeconómico familiar sobre la riqueza no opera únicamente a través de la educación. La herencia y las redes se encuentran entre los mecanismos más obvios. Esto es particularmente cierto para los empresarios, cuyo potencial de inversión y conexiones son fundamentales para el éxito empresarial.

El papel de la suerte

Por lo tanto, la inteligencia, la educación y el nivel socioeconómico afectan los ingresos de una persona. Sin embargo, es poco probable que estos factores por sí solos expliquen plenamente las diferencias individuales en la riqueza. De hecho, un estudio reciente sugiere que la suerte ejerce un impacto significativo.

Este estudio destaca que la distribución estadística de la riqueza difiere de la distribución de la inteligencia. La inteligencia está » normalmente distribuida «, con la mayoría de las personas en torno al promedio. Por el contrario, la riqueza sigue una “ distribución de Pareto ”, una fórmula que muestra que el 80% de la riqueza de un país está en manos de sólo el 20% de la población.

Inteligencia versus distribución de riqueza

Gráfico que muestra la distribución de inteligencia (panel izquierdo) y riqueza (panel derecho; valores en escala logarítmica)
La distribución de inteligencia (panel izquierdo) y riqueza (panel derecho; valores
en escala logarítmica). Los datos son simulados y se muestran solo con fines de exposición. 
Autor proporcionado

Esto significa que el intelecto por sí solo no puede dar cuenta de las disparidades desproporcionadas entre ricos y pobres en nuestra sociedad.

El estudio no resta importancia al papel de la inteligencia (o del talento en general). Una buena capacidad intelectual mejora las posibilidades de hacerse rico. Sin embargo, la inteligencia no es garantía de hacerse rico. Además, una serie de eventos afortunados claramente puede convertir a individuos comunes en personas con altos ingresos.

Es decir, cuando se trata de enriquecerse, la inteligencia no es ni suficiente ni necesaria. Pero ayuda.

“Prefiero tener suerte que ser bueno”, dice el personaje de Chris Wilton (Jonathan Rhys Meyers) en la película Match Point de Woody Allen . A la luz de la evidencia que acabamos de revisar, puede que tenga razón.

Nacer en una familia rica y altamente educada es un evento afortunado. Del mismo modo, los golpes de suerte aleatorios (como ganar la lotería) no provienen de años de arduo trabajo. Incluso podemos llevar el argumento un poco más lejos y concluir que ser inteligente es una forma de suerte en sí misma.

Muchas cosas que contribuyen a lograr el éxito financiero están fuera de nuestro control. La mayoría, si no todas, las personas extremadamente ricas han sido bendecidas por Lady Luck de alguna manera.

Por el contrario, aprovechar al máximo lo que nos trae la suerte sí importa. Por supuesto, una gran cantidad de personas simplemente cobran los beneficios del privilegio heredado .

Independientemente, muchas pequeñas y grandes fortunas surgen de un uso inteligente de los recursos que tenemos la suerte de haber recibido, ya sean intelectuales, educativos o socioeconómicos.

Declaración de divulgación

Los autores no trabajan para, consultan, poseen acciones ni reciben financiación de ninguna empresa u organización que se beneficiaría de este artículo, y no han revelado afiliaciones relevantes más allá de su cargo académico.

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La Universidad de Liverpool proporciona financiación como socio fundador de The Conversation UK.

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Fuente: theconversation.com. Publicado bajo la licencia Creative Commons.



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